“Nos faltó certeza para definir”. La frase es de Arturo Reyes tras el 0-0 contra Brasil en el hexagonal final del Suramericano Sub 20. Pero bien pudo ser de cualquiera de los anteriores juegos de su equipo en el torneo, en el que ha tenido una sola constante: un ataque inofensivo.
Colombia padece de serios problemas en la puntada final, no así en la generación de juego.
En el primer partido de la fase de grupos, contra Venezuela, dispuso de buenas aproximaciones pero en una falla defensiva fue castigada (cayó 1-0). Contra Brasil generó especialmente en el primer tiempo pero de nuevo se fue en blanco (0-0).
Frente a Bolivia (eliminada) pasó serias angustias el arquero Mier y solo Angulo tuvo la valentía de probar directo al arco y lograr tres puntos clave (victoria 1-0).
Ante Chile, más por amor propio y una alta dosis de suerte que por obra de los jugadores ofensivos, fue el capo de la defensa, Carlos Cuesta, el que aseguró la clasificación al hexagonal. Y entonces, otra vez afloraron las fisuras del ataque (0-0 contra Brasil).
Colombia ha hecho dos goles en poco más de 450 minutos de juego. Uno cada 225 minutos. Preocupante es un sinónimo impreciso. Y no se ve una solución definitiva.
Las apuestas –fallidas- de Reyes
Lo curioso es que en este inicio del hexagonal, el técnico Arturo Reyes hizo un cambio táctico que, al menos para él, dio resultado: “Encontramos velocidad y profundidad”, dijo. Pero ¿gol? De aquello, nada.
La apuesta era cambiar el rígido 4-4-2 de los primeros juegos por un 4-2-3-1 con cambios importantes.
Kliver Moreno jugó en lugar del lento Gustavo Carvajal para taponar la mitad del campo. Cumplió. José Enamorado ocupó el lugar del sancionado Jader Valencia: si bien no lució tan inquieto como contra Chile, fue uno de los pocos que buscó asociación y pase, pero inexplicablemente, justo cuando ingresó su socio Rivaldo Correa, lo sacaron del campo al minuto 70.
Precisamente Rivaldo, quien fuera titular en el inicio del Suramericano, le dio su puesto a Dilan Ortiz, quien se vio impreciso, casi falto de fundamentación, cuando Toloza lo puso mano a mano con el arquero.
¿Resultado final? El mismo de todo el torneo: cada jugada creada se finalizó con torpeza, sin imaginación, siempre afuera, siempre fácil para la marca rival.
“Fue un partido luchado y táctico, merecimos más, nos hubiera gustado anotar una sola opción de las que tuvimos, pero en este campeonato lo importante es sumar”, decía Reyes, medio desconcertado. Es el mismo discurso en todos los partidos y el lío sigue ahí, sin solución a la vista.
Ahora viene Argentina, este viernes. Otro rival exigente para un equipo que en cinco partidos no encontró la ruta del gol. Si la meta es llegar al Mundial de Polonia, hace falta más audacia del DT y mayor compromiso de los jugadores para resolver la anemia goleadora. Evidentemente, hay mucho, mucho trabajo por hacer...