Ecuador recibe a Paraguay en la fecha 9 de las Eliminatorias al Mundial 2026 y hay muchas emociones en el ambiente.
Para los paraguayos es imperativo sumar en Quito pues, con 9 unidades y en el séptimo lugar, necesita consolidarse y no estar siempre en la frágil posición de sentirse fuera de la zona de clasificación directa. Para Ecuador significa el reto de no dejar escapar un solo punto en los 2.800m de altitud que siempre fueron su fortaleza.
Hasta las lágrimas
Y en medio de esas necesidades, un asunto sentimental ha surgido en público, para sorpresa de todos.
Resulta que el actual entrenador de Paraguay es el mismo que llevó a Ecuador a su último Mundial y eso revivió emociones en la rueda de prensa.
"No sé si es el final que merecía, pero no es el que esperaba, se dio como se dio y lamentablemente no pudo ser distinto. Fue muy fuerte lo que vivimos acá y no puedo olvidar de esa noche que empatamos con Argentina en el Estadio de Barcelona (Eliminatorias), no olvido cuando caminaba en Quito y la gente te regalaba elogios bien sentidos, no puedo olvidarme con el dolor que uno tenía en el viaje de vuelta el aplauso que daba la gente de Ecuador, porque nos eliminaban del Mundial, pero la gente se sintió dignamente representado", dijo.
"Es muy fuerte y será un conflicto grande estar en la cancha, ojalá tenga la personalidad suficiente para no sentirme afectado por todas las emociones que me cruzan, trato de separarlas, me hacen una pregunta y me hacen tambalear. Es muy fuerte y hubiera querido volver en otro contexto, pero el fútbol es así, porque en este mes que pasé en Paraguay me hicieron sentir lo mismo que en dos años en Ecuador. Gracias a Ecuador, a los jugadores, a toda esa hermosa vivencia", explicó, superado por las lágrimas.
“A mi nieta le voy a contar el día de mañana que su abuelo tuvo un lugar en el mundo donde fue feliz" - Gustavo Alfaro y su emoción al recordar su paso por Ecuador 🇪🇨♥️pic.twitter.com/becWG1MsUs
— Pablo Giralt (@giraltpablo) October 10, 2024
Tal fue la emoción que mencionó una razón más para sentirse desbordado por la emoción: "Hoy tengo gracias a Dios una nieta a la que le puedo contar que tuve un lugar donde fue feliz (Ecuador) y ojalá tenga otro (Paraguay). Para mi volver es muy difícil", concluyó.
Alfaro se concentró en su nuevo rol y su compromiso con Paraguay: "Es un partido que va a demandar una exigencia alta, tenemos que pensar cómo empezar y cómo terminar. Va a ser cerrado y muy disputado, salvo alguna eventualidad. Con la altura no hemos tenido problemas hasta el momento. Consultamos a algunos expertos en la materia antes de venir algunos días antes", afirmó.