Juan Camilo, Cuchito, nació en Pereira el 22 de abril e 1999, en el barrio Las Mercedes. Es un niño muy juicioso, jamás nos hemos separado. Es nuestro único hijo, gracias a Dios.
En el colegio fue siempre buen estudiante pero yo digo con sinceridad, no me da pena decirlo, que lo llevé siempre hacia el fútbol, se lo inculqué más que el estudio. Nunca pensó en otra carrera, desde el primer añito que empezó a caminar supe que iba a ser futbolista. Como a él le gustaba pues nunca dijo nada de querer hacer otra cosa, se mantenía toda la vida con un balón.
Desde el año me di cuenta que esta iba a ser su vida, a los 2 años le pegaba duro a la pelota y a los 5 años lo metí a la escuela. Como yo jugaba fútbol amateur me di cuenta rápido que tenía la madera y me metí de cabeza con él en esto.
Perteneció a dos escuelas en sus primeros años. Él es de Indubolsas, con el profesor Eider Carvajal, pero en una parte de su carrerita fue a préstamo a la escuela Dunga, con el profesor Manuel Ramírez.
Cuando debutó en la primera selección Risaralda era el más pequeño de todos, lo ponían y jugaba muy bien pero yo sufría mucho y mantenía triste porque al jugador colombiano siempre lo han mirado es por la talla. Pero con el favor de Dios, de un momento a otro empezó a estirarse y ya quedó con la estatura normal (1,75m), creo yo.
A ‘Cuchito’ yo le hacía la referencia con Rafa Castillo, un jugador pereirano, y le decía que iba a ser cómo él, bajito pero macizo. Por suerte, desde los 14 años ya se estiró. Nunca le hice entrenamiento personalizado ni tratamientos para que creciera ni nada de eso. Fue a punta de arroz con huevo y papa frita, que es la comida preferida de él.
Cuando Camilo tenía 12 años me lo llevé a hacer pruebas a Nacional, fuimos, estuvimos 8 días, nos dieron buen trato pero cuando ya íbamos a firmar el contrato me dijeron que se tenía que ir solo y yo no lo dejé. Ellos se pararon ahí, pero era tan chiquito y era muy duro dejarlo solo en Medellín.
A él le pasó todo muy rápido, debutó a los 15 años con el Pereira y apenas estaba en décimo. Le tocó salirse de estudiar para jugar y lo metimos a estudiar de noche pero ya después, como no le quisieron colaborar mucho en ese colegio, lo metí a otro en el que estudiaba los sábados, el Ciudadela Cuba, y ahí fue que se graduó.
El primer gol de Juan Camilo como profesional lo recuerdo mucho porque tengo una anécdota para contar: Eso fue un sábado y yo pitaba partidos aficionados para mantener a mi familia, preciso me llamaron ese día y, como yo mantenía sin plata, me tocó decir que sí. Él jugaba en Floridablanca contra Real Santander. Entonces yo me metí un radiecito y me lo escondí bien y pues iba pitando el partido y escuchando el otro, cuando el narrador grita ¡gol del Pereira! y después dice ‘¡de Juan Camilo Hernández!’. Ahí mismo metí ese grito y me preguntaban los jugadores qué pasó y yo decía ¡pues gol del Pereira y lo hizo mi hijo! Me dio hasta pena pero a ellos les dio risa y me dejaron seguir pitando. Ese día ganó el Pereira 3-2.
Juan Camilo ya tiene más de 40 goles en su carrera (48 en total) pero me acuerdo de ese. Con el Pereira, con el profesor Lisi, que creyó en él y me lo hizo debutar, hizo 3 goles en 2016 y con el profesor Craviotto hizo 20 goles, cuando terminó goleador del torneo (Primera B).
Estando en Pereira hicimos un convenio con Norman Capuozzo, que es quien lo representa todavía. Nos dio confianza y ese señor a los cinco meses ya lo tenía vendido al Granada de España. Ahí tocaba esperar a que Juan Camilo cumpliera los 18 años para poder viajar.
Él termina con Pereira en 2016, el año pasado va el primer semestre al América y ya fue el momento de ir a España para jugar con el Huesca, que fue una cesión de Granada. Pero el equipo descendió y ya no querían tenerlo ahí, entonces, como son los mismos dueños, se hizo el negocio y los derechos de ‘Cucho’ quedaron para Watford hasta el 2021.
En América no tuvo mucha oportunidad pero los partidos que jugó fueron excelentes, hasta hizo el gol para clasificar a la semifinal (Torneo de la B). No tuvo más minutos por el profe Hernán Torres, había otros jugadores por encima de Cucho, eso fue extraño.
Después ya fue el momento de irse a Europa. Yo le ponía al menos un año para adaptarse a todo, a la cultura, al equipo, pero él es tan berraco que de una vez se mostró, el técnico le gustó, le dieron la oportunidad y él tuvo mucho que ver en el ascenso del Huesca. Él se lesiona y él equipo no vuelve a ganar, pero regresa y todo se da para que el equipo ascendiera.
Ya en primera yo esperaba que le fuera bien en ese partido contra Barcelona en el Camp Nou, que hiciera un gol por ahí cuando ya fueron 5-0 pero el primero fue una cosa muy tremenda, una alegría que uno no sabe ni qué hacer. Después vino el cambio de técnico y no le dio la confianza que él merece y por eso no ha vuelto a brillar.
Luego llegó este llamado de la Selección Colombia de mayores. Me llama y me dice “papá, sueño cumplido, ya estoy en la Selección”. Es que él va así, sueño por sueño. Me decía ‘padre, yo aquí no me las creo’. Y sí, cuando entró contra Costa Rica no la creía ninguno. Me contó que todo el equipo lo acogió muy bien. Hasta Ospina le alzó la mano allá desde el arco cuando el primer gol. Y nosotros en la casa pues… Mirá que nosotros vemos los partidos solos pero ayer a mi esposa le estaba dando un ‘patatus’, algo raro, no podía ni respirar, me asustó. Me tocó como agarrarla en ese primer gol. Y ya cuando se calmó fue el segundo y le pasó lo mismo. Es que es una emoción muy grande.
“Disfrútelo harto que esto apenas está empezando, esto es mérito suyo”, me dijo y a mí se me vinieron fue las lágrimas.
Debut soñado 🇨🇴 enorme trabajo de todo el equipo!!! VAMOS POR MÁS🙏💪 pic.twitter.com/6Mhl6Z62e5
— Juan C Hernández (@cucho1099) October 17, 2018
Mi mensaje es para los padres ahora, que dejen hacer a los hijos lo que ellos quieran, el deporte o la carrera que sea, respaldarlos en todo. Y la humildad, porque nosotros, por ejemplo, venimos de la pobreza total, no aguantamos hambre pero sí pasamos muchas necesidades, vivimos muchas cosas malucas. Por eso ‘Cuchito’ valora tanto todo lo que tiene. No era como para no tener los guayos, porque él se los quitaba para jugar a pie limpio, que era lo que le gustaba. Yo siempre fui pobre pero, bendito Dios, le pude dar todo a mi hijo.
Yo creo que él no tiene un techo y después de lo que pasó anoche, vienen retos más grandes todavía.
No me gustaría que pasara todavía a un equipo tan grande y él está de acuerdo. Yo quisiera verlo en el Barcelona. Él piensa en Barcelona o en Real Madrid. De aquí para adelante es decisión de él… otras ligas no sé, le va mal con el inglés pero también es cierto que tiene mucho por aprender todavía.
Néstor Hernández
Papá de Juan Camilo ‘Cucho’ Hernández
Especial para Futbolred