Colombia sufrió su primera derrota en las Eliminatorias al Mundial 2026, una inesperada caída por 1-0 a 4.150m de altitud.
Fue un partido complejo, muy retador en lo físico y que dejó la sensación de un primer tiempo controlado y un segundo con errores propios que resultaron demasiado costosos.
Y en ese panorama, bien vale destacar el trabajo de un jugador sobre quien están siempre los focos, cuando juega y cuando no.
James Rodríguez fue titular contra Bolivia, a pesar de sumar solo minutos y tener un solo partido como titular con Rayo Vallecano, su nuevo equipo.
Muchos pensaban que no valdría la pena forzarlo así, pero él volvió a ser el 10 de siempre cuando se viste de amarillo: tuvo al menos tres asistencias que sus compañeros desaprovecharon, concretamente el pase a Santiago Arias que se le estrelló en el palo a Jhon Córdoba.
Después, echando mano de su experiencia, supo correr la cancha, fue lento cuando tocaba, especialmente en le primer tiempo, se quedó en el césped cuando pudo para que los suyos tomaran un respiro, y prácticamente no erró pases.
En el complemento, cuando pesaba el cansancio, a todos pareció pesarles la falta de oxígeno pero no a él, pues fue eficaz para orientar las salidas y cada vez que su equipo se acercó a la puerta rival partió la pelota de sus pies.
Lo más impactante es que, con y sin continuidad, con y sin una altitud absolutamente inédita en las Eliminatorias, James aguantó todos los 90 minutos, se fueron Díaz y Arias y él soportó sin problema siendo eficiente y efectivo. Le faltaron socios, es una realidad, y eso se paga ante un rival que juega a una velocidad distinta para aprovechar la altitud y que soportó con diez hasta certificar la victoria.