Colombia perdió 2-1 contra Argentina y la mala noticia es que perdió la ocasión de depender e sí mismo para soñar con el cupo olímpico.
Lo triste, al final, es que no aprendió nada de nada: ni lo malo del primer duelo contra este mismo rival, que otra vez se impuso; ni lo bueno que había mostrado contra Brasil.
¿Qué pasó? Tres puntos que explican la decisión:
Colombia repitió errores
El partido contra Argentina, en la primera fase del Preolímpico, desnudó fallas que no se corrigieron del todo en este nuevo duelo en el cuadrangular.
Es cierto que coordinó mejor las marcas sobre Gaich y Mac Allister, especialmente en el primer tiempo, y que eso evitó la sorpresa del partido en el Eje Cafetero y permitió jugar un primer tiempo serio. Sin embargo, para el complemento Urzi hizo el daño porque tuvo demasiada libertad para rematar –como Mac Allister en ese primer duelo- y luego, en vez de reaccionar, los marcadores durmieron la siesta cuando Pérez atacó la pelota y sentenció a Colombia.
¿Miedo al talento?
Igual que en Pereira, Colombia volvió a fallar en la elaboración y esta vez ya no fue práctico, no se soltó a jugar, no peleó a la misma altura del rival ni aguantó la presión que sí manejó bien contra Brasil, a pesar de tener en la cancha a 10 de los 11 que jugaron aquel partido.
El técnico Arturo Reyes, en vez de mantener a esa nómina que rozó la victoria, eligió no mantenerse en la decisión de jugar sin delantero para sobrepoblar el medio campo, y en cambio apostó por Carbonero, que ni es 9 de área, ni gana en el choque en el área rival, ni se anima, en última instancia, a rematar de media distancia.
Pero lo inaudito es que el DT, como respuesta cuando más necesitaba del talento, eligió a sacar al hombre más claro: Benedetti. En el primer duelo contra Argentina, también privó al grupo de un faro cuando sacó a Carrascal, razón por la cual le cantaron una ofensiva crítica. No es gratuito que en Bucaramanga, como ocurrió en Pereira, el DT acabara oculto en el banquillo mientras su asistente dirigía en la raya… No se aprende nada…
Fallas individuales en el peor momento
Pero no solo Reyes falla en la lectura de los partidos, sino que en la cancha los jugadores no pueden superar el susto, la presión, la ansiedad… o todo junto.
Carrascal ha de ser el mejor ejemplo. Después de una primera fase brillante, contra Brasil y Argentina ha pasado inédito. Tanto que ya Cetré lo igualó como goleador del equipo (3 goles). Parece tener la necesidad del lucimiento personal antes que el colectivo y eso ha impactado al grupo.
Y después hay fallas impensables antes y dolorosas ahora: contra Argentina Ditta y Segura estuvieron lentos; Herrera dejó levantar a Urzi; Balanta hizo la mitad de la tarea porque en marca rindió pero luego no apoyó la salida; Márquez decepcionó de nuevo de cara al arco y sufrió para ocupar el puesto de Benedetti... y así. Excepto Cetré y Ruiz, el nivel individual ha ido descendiendo justo en el momento de las definiciones.