La vida de Neymar, más cerca de las celebridades y más lejos del deporte, es el tema del que se ocupa el prestigioso diario The New York Times.
El medio comienza contando detalles de la fiesta por su cumpleaños número 28, que se supone sería discreta y acabó siendo todo lo contrario.
Y sigue detallando que ese carácter tan suyo es virtud y también es defecto a la hora de ir a la cancha: "El problema con esas imágenes, las que tienen los goles brillantes y las piezas extravagantes de habilidad que se hacen virales, acompañadas solo de una letanía de emojis, es que están desprovistas de contexto, y la genialidad en el fútbol, y en todos los deportes, está determinada casi por completo en el contexto", afirma, en alusión a que no es un jugador que trabaje en equipo..
"La prestidigitación de Neymar es un adorno del juego, no un factor determinante... Su barómetro para determinar la genialidad de un jugador nunca ha estado muy en sintonía con el de los demás", afirma.
Sin embargo, el diario cree que hay un último tren para él: "Todavía tiene tiempo, claro está. Este año su rendimiento ha sido bueno; hay algo de cierto en la idea de que está haciendo el intento por concentrarse más en el campo de juego. El PSG tiene una escuadra con la calidad necesaria para ganar la Liga de Campeones, con un sorteo afortunado y un viento favorable. Neymar todavía no está acabado".
Eso sí, la conclusión es determinante: "hay una sensación de que, cuando recordemos la carrera de Neymar, veremos lo llamativo, la extravagancia y poco o nada más: puro estilo, nada de sustancia; un talento generacional que nunca logró consumarse por completo. Como lo demostró su fiesta, la sencillez no está en la naturaleza de Neymar. Hay un riesgo, una triste ironía, de que nuestros recuerdos de él, en los años por venir, demuestren justamente eso".