Abril de 2018. Las Rozas, Madrid. Si las paredes de aquel viejo salón hablaran, seguramente lo harían con la voz entrecortada de la emoción. Hoy no hay allí estudiantes comunes, es un auténtico ‘dream team’. Está iniciando un nuevo módulo del curso de entrenadores de la Real Federación Española, dirigido específicamente a ex-futbolistas de élite.
En los pupitres de la primera fila hay dos campeones del mundo que han sabido ser compañeros y rivales, se conocen lo suficientemente bien como para entender que aunque se llaman casi igual (y sus nombres significan lo mismo), ven la vida, la patria y el fútbol de forma distinta. En clase son los principales protagonistas de las discusiones sobre táctica, según contó su compañero Joan Capdevilla.
Son Xabier, vasco de Tolosa; y Xavier, catalán de Terrassa. Más de una década siendo soldados del mismo escuadrón en la Selección, y al menos un lustro como enemigos acérrimos en aquellos clásicos que por esa época sí eran los mejores partidos del mundo: Real Madrid-Barcelona. Y ahí están, bolígrafo en mano y el corazón soñando alto. Anhelando alcanzar la gloria también con saco y pantalón.
La puerta se abrió primero para el catalán. A sus 41 años y tras tres temporadas desde su retiro, Hernandez asumió la dirección técnica del primer equipo del Barcelona. Mismo escudo, distinta realidad. El club que se paseó por Europa cuando él aún jugaba, ya no está. Las dificultades financieras de la era post-Messi lo han alejado -hasta ahora- de los lugares de lujo que solía habitar en el continente. Sin embargo, Xavi tiene cosas que mostrar: de su mano, el equipo culé volvió a ganar una liga tras cuatro años (2023), a ganar una supercopa después de cinco años (2023), a golear al Real Madrid en el Bernabéu (2022); y tras la victoria de esta semana en París sueña también con regresar a semifinales de Champions después de cuatro años. Esta semana su amigo Carles Puyol me dijo que no descarta que Xavi permanezca al frente del club, a pesar de lo anunciado hace algunas semanas por él mismo.
Alonso todavía no se ha puesto chaqueta de equipo grande, su camino ha tenido más peajes, pero el paisaje luce mucho más soleado. Con el Bayer Leverkusen, el mejor equipo de Europa hoy por estadísticas, está a punto de conquistar la Bundesliga por primera vez en la historia del club y tras una racha de doce años de dominio absoluto del Bayern Munich. Jugará además la final de la DFB Pokal y está cerca de alcanzar la semifinal de la Europa League. Su fútbol divierte y enamora, a pesar de no tener una nómina repleta de estrellas. Parece haber logrado aprender lo mejor de Mourinho, Ancelotti y sobre todo Guardiola (a pesar que su casi tocayo lo tuvo más años como maestro). Su estilo por ahora es más vistoso y está más cerca de hacerse un lugar en la mesa de los mejores entrenadores del mundo.
Sus nombres significan ‘casa nueva’ y ese es justamente su llamado. Encargados de no dejar apagar el fuego y traducir desde el banco lo que ya supieron hacer del otro lado. De poner su nombre, que se parece pero no es el mismo, en las páginas que el libro sagrado de este hermoso deporte reserva para quienes son capaces de ser leyendas desde ambos lados de la línea de cal.