Ruedas de prensa

Opinión de Nicolás Samper sorbe roces de Farías y Suárez con periodistas.

Corresponsal Futbolred
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12 de marzo 2024 , 01:10 p. m.

Podrán cuestionar lo que sea: su manera de jugar, los resultados obtenidos con su actual equipo, alguna intemperancia en sus modos, pero es difícil apartarse de una gran respuesta que dio César Farías en una rueda de prensa previa a un duelo del América. Un periodista le inquirió sobre la posición de Quiñones y Farías llamó al futbolista para que él mismo le ayudara a dar la respuesta. Quiñones dijo que jugaba originalmente como interior y, teniendo a su DT como interlocutor, asintió a la hora de afirmar que podía ser puntero a partir del desarrollo del juego y de su arranque como interior, de acuerdo a la dinámica que se presentara durante el choque.

Fue buenísima la respuesta. Pero a Farías le pegan por el pasado y por el prejuicio. Pasó después de que América venció a Alianza en Cali cuando un periodista le reclamó sobre la ausencia de tres futbolistas y el venezolano debió recordarle que los tres estaban lesionados. El asunto terminó escalando un poco más con un rifirrafe entre el periodista, el entrenador y otro periodista. Farías argumentó falta de respeto con él y mire que coincido en la apreciación, porque intervenir para enjuiciar sin tener el conocimiento suficiente para hacerlo termina siendo también una falta de respeto con todos.

Luego Alberto Suárez debió soportar cómo otro periodista le disparara por cuadragésima vez -porque no era la primera ocasión en la que los dos se enfrentaran- que cuál era su odio por Santa Marta. De hecho el comunicador le comentó, en medio de un larguísimo interrogante, que él nunca asistía a conferencias de prensa pero que Suárez le había dado “papaya” para hacerlo. En pocas palabras el periodista fue a buscar pelea, no a preguntar; Suárez, que es un tipo calentón, se prendió en la batalla y claro, se terminó desdibujando absolutamente el espíritu.

Ese es un grave problema: querer notoriedad a partir de generar polémicas pendejas o de sacarle la piedra a la gente. Que un periodista suponga y crea con férrea convicción que esa es su misión es la perfecta excusa para que los protagonistas decidan mejor no hablar con la prensa y claro, tampoco se trata de hacer club de amigos -que ese es otro gravísimo problema de cierta prensa que es tratar de ser sumamente complaciente, en especial con los dirigentes, con el fin de no incomodar-. Se debe cuestionar, pero a partir de los argumentos, del conocimiento y del respeto.

No es el único problema: pasa mucho que una de prensa se transforma en un tedio porque algún colega decide gastarse el turno de los demás que están haciendo fila para echar una perorata epistolar de 10 minutos y opinar sobre lo que él cree que estuvo bien o mal. Pasa que algún colega también se concentra única y solamente en hacer SU pregunta y no oye absolutamente nada de lo que ocurre a su alrededor y usualmente la pregunta que el hombre se esmera por amasar… YA LA HICIERON HACE TRES TURNOS. Y no es una cuestión de edad o de pertenecer a un medio partidario, como se cree a partir de ciertos prejuicios. Hay periodistas que llevan trabajando décadas en medios tradicionales y que están cundidos de estos vicios.

No se piensa en hacer periodismo, sino en ser famoso haciendo ruido innecesario. Todo un contrasentido frente al mayor valor que pueda tener un comunicador, que es el de su propia credibilidad.

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