El día que empezó a caer el trauma

Un duelo entre Colombia y Bolivia fue el comienzo de una de las mejores Selecciones de la historia.

Nicolás Samper, columnista invitado.

Nicolás Samper, columnista invitado.

Foto: Archivo Particular

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21 de marzo 2017 , 07:40 a. m.

Un partido entre Colombia y Bolivia fue el comienzo de todo. Fue hace 30 años y el pensamiento estaba lejano de imaginar que se estaba armando uno de los mejores equipos nacionales de la historia. Fue en un Colombia-Bolivia en el que empezaron a caer esas taras de sentirnos inferiores ante todos a pesar de haber talento suficiente como para saber plantar cara.

Cada vez que juegan se me viene a la mente esa imagen: Colombia usaba indumentaria Puma y llegaba a suelo argentino para ver con qué salíamos. Era otro formato de Copa América, pues ya no se jugaba ida y vuelta- como en las eliminatorias- sino que se disputaba en un solo país.

Se habló de que el reemplazo de Gabriel Ochoa Uribe iba a ser Jaime Silva en la dirección técnica, pero en el banco, luego de una campaña magnífica con el inolvidable Once Caldas de 1986, Francisco Maturana ganó la pulseada y era el encargado de un club local (Atlético Nacional) y de la Selección. Parecía ese hecho el único en el que no existía cambio de formato porque Ochoa, con América, vivió la misma situación.

Y en el Gigante de Arroyito, Colombia salió a la cancha a ver qué. O eso pensábamos todos porque el anterior recuerdo de enfrentar a los bolivianos era amargo: un 2-2 en Bogotá dejaba abiertos los interrogantes. Ese día Colombia jugó de manera brillante. Los de amarillo parecían 11 Pac-Man y, los bolivianos, fantasmas que perseguían esa máquina de fútbol. Con mucha holgura, y siendo infinitamente superiores, vencimos 2-0 con goles del ‘Pibe’ Valderrama y de Arnoldo Iguarán.

Y no me olvido de aquella gambeta endiablada del ‘Pibe’, que por cuenta de sus lujos se ganó una patada criminal, de las más salvajes, y que hoy hubiera generado amenazas en Twitter y sanción Fifa: es que el ‘10’ tomó el balón en el área y el arquero Luis Galarza, (paraguayo pero nacionalizado boliviano) no podía quitárselo. Y mientras el ‘Pibe’ seguía engañándolo, Galarza se cansó y le lanzó un patadón inolvidable entre estómago y testículos. No me olvido tampoco que nos expulsaron a ‘Chicho’ Pérez y a Luis Carlos Perea, dispuestos a defender el fuego sagrado.

Era otra Colombia. Cada vez que Bolivia juega contra nosotros recuerdo esas imágenes porque por primera vez un equipo se animó a sentirnos superiores ante el mundo. De esa misma manera, como hace 30 años, se debe asumir el duelo del jueves para poder seguir vivos pensando en ir a Rusia. Y ni hablar cuando haya que ir a Ecuador...

Por Nicolás Samper C.

Nicolás Samper, columnista invitado.

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Foto: Archivo Particular

Redacción Futbolred
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