Raspón

Opinión de Julián Capera sobre Farías, Marcela Gómez y la crisis deportiva del América de Cali.

Corresponsal Futbolred
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08 de marzo 2024 , 10:54 a. m.

No van ni dos meses de la temporada 2024-I y las cuerdas que sostienen el telón están ya a punto de reventarse. Algo le echaron a esa herida y huele y luce peor. Es apenas la primera semana de marzo y el semestre del América de Cali- un equipo siempre obligado por su historia y su hinchada- tiene mucha pinta de acabar temprano.

La eliminación sufrida esta semana ante Alianza FC en primera fase de Copa Sudamericana es una buena cucharada de sal a ese raspón que está abierto por el pobrísimo rendimiento en la liga local. El equipo vallecaucano completó siete partidos consecutivos sin victorias (cuatro derrotas y tres empates), para una cosecha total de 30% (9 de 30 puntos) desde la llegada del entrenador venezolano César Farías.

El director técnico tiene una buena porción de responsabilidad, así intente zafarse diciendo que él no conformó la nómina. Aunque sea cierto, suena como el chef que entra a una nueva cocina llena de ingredientes buenísimos y cuando se le quema el plato principal le echa la culpa a quien mandó a comprar las verduras. Desconocer la materia prima que hay nominalmente en América de Cali es, además de una señal del desespero que habita en la cabeza del líder, una ruta que muy pronto podría llevarle al barranco final. Lo último que le falta a Farías es herir el ego de sus futbolistas. Con lo que hay sobre el mesón da para cocinar algo bien distinto a lo que por ahora se sirve: un equipo más cerca de la cola de la tabla que de la zona de clasificación.

Sin embargo, la tajada más gorda es para los únicos que no tienen en riesgo su puesto. Los dirigentes de América de Cali están cosechando muy temprano lo que sembraron hace un par de meses. A Lucas González lo despidieron sorpresivamente a cuatro días del inicio del campeonato y tras una pretemporada en la que buscó y fichó jugadores para solucionar su principal problema la liga anterior: la defensa. Hoy curiosamente América -sin Lucas- defiende igual de mal que el torneo anterior, pero ofensivamente parece tener muchos menos recursos. Se equilibró...por lo bajo.

Fue una de las primeras decisiones de Marcela Gómez (hija de Tulio Gómez, el dueño del club), tras instalarse en la presidencia del equipo. Y lo que parecía el arranque de una buena gestión que se inauguraría con un golpe de opinión (la llegada del futbolista chileno Arturo Vidal, que desde estas líneas aplaudimos), ha sido más bien todo lo contrario. No vino Vidal y tampoco Ricardo Gareca, a quien anunciaron como el elegido en medio de una negociación que no estaba cerrada. Echaron a Lucas y no tenían el sí de su reemplazo.

“Sentíamos que él (Lucas González) estaba priorizando implementar una idea que podría revolucionar el fútbol colombiano, pero nosotros no podemos aguantar ese proceso hasta ver si era un éxito o si fracasaba como el semestre pasado. Siempre fuimos vulnerables en las transiciones (...) Nosotros necesitamos garantizar el ganar y, en algunos momentos, ganar se puede lograr jugando bonito, o siendo más práctico”: dijo Marcela Gómez para justificar el timonazo que terminó llevando su equipo a las manos de César Farías quien días antes había renunciado a Águilas Doradas para ir a dirigir a Universitario de Deportes de Perú (algo que tampoco terminó pasando). El entrenador que hoy se escuda en que no armó la plantilla de América, confeccionó la de otro club y la dejó tirada a escasos días del inicio del torneo.

‘Ganar’, el verbo que tan fácil desenfundó Marcela, es el que menos ha logrado conjugar su nuevo técnico. Y el rasponcito con el que empezó esta historia ya pide a gritos puntos de sutura, puntos en la tabla de posiciones.

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