Micción imposible

Nicolás Samper y una anécdota a raíz del jugador que debió orinar en plena charla técnica.

Nicolás Samper

Columnista Futbolred

Foto: A. particular

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29 de julio 2020 , 10:06 a. m.

Cuenta la leyenda que en plena posesión de Mariano Ospina Pérez como presidente de la república de Colombia para el periodo 1946/1950, un español llamado Eduardo Marquina y quien había sido enviado por el gobierno del nefasto Francisco Franco para que pusiera la cara en nombre de ellos en el evento, le tocó vivir el peor instante de su existencia por cuenta de los buenos modales, la extensión de discursos y claro está, la ausencia de un baño cercano que pudiera hacerlo respirar en medio del afán urinario.

El pobre Marquina oía sin escuchar la caterva de elogios y loas vertidas hacia el nuevo presidente mientras con estoicismo juntaba las rodillas de sus piernas, en ese ademán que todos desarrollamos desde la infancia cuando el profesor no nos daba permiso de ir hacia el baño. Marquina, en cada punto aparte que aparecía en los discursos, sentía ese alivio del que entiende que una obra llega a su final. Y cuando se iba a levantar presuroso a encontrar el W.C., el que estaba promulgando el discurso tomaba aire y continuaba con la letanía.

Es que el español tenía un par de problemas renales y de próstata. Y ahí la situación se agravó mucho más porque ya, después de semejante maratón de aguante, al pobre le tocaba viajar a Nueva York para estar en representación del franquismo en algún otro acto de protocolo de esos tan aburridos pero tan necesarios para la convivencia hipócritamente pacífica de las naciones.

Pues se supo que Marquina poco después, muy poco en realidad, falleció por consecuencia de una gravísima infección urinaria provocada por aquel error de procedimiento en Bogotá; si no hubiera sido tan osado de aguantar una orinada de semejante magnitud, la diplomacia le hubiera representado un futuro promisorio en cuanto a viajes y comisiones por doquier. Pero la urbanidad desplazó al sentido común.

Todo este cuento va a colación de las imágenes que llegaron desde el fútbol de Irlanda del Norte sobre Eoin Bradley, futbolista que en plena charla técnica antes de un suplementario, decide miccionar sin que sus compañeros puedan ayudarlo a camuflar un poco sus vergüenzas. El video recorrió el mundo entero y nos hizo evocar aquel cuento del crack Ronaldo, quien contaba que si le daban ganas, se podía orinar en plena cancha mientras hacía uno de sus slaloms con la pelota. O a Jorge Vivaldo, ex DT del Huila y que siendo arquero fue pillado varias veces haciéndose el contracturado para poder sacar efluvios que lo atormentaban. Y ni hablar de Juan Antonio Pizzi que está bien lejos de Marquina en cuanto a recato: el argentino, que dirigió a los árabes en el pasado mundial, sufrió una gravísima lesión cuando era jugador de Rosario Central. En un entrenamiento chocó muy fuerte con roberto Bonano y este golpe le hizo perder un riñón. Por eso Pizzi dijo en alguna entrevista para El Gráfico en 1998 que podía pasar lo que pasara, pero que si algo no podía inhibir era orinar porque claro, aguantar le podía pasar una factura muy cara.

La misma que nunca le van a cobrar al irlandés Bradley pero que sí llevó a la tumba a Marquina.

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