Lujos y accesorios

Opinión de Nicolás Samper sobre jugadas inolvidables en el fútbol.

Jenny Gámez
  • Enviar
  • Guardar
  • Comentar
31 de octubre 2024 , 01:40 p. m.

El título de la columna bien podría ser una especie de anuncio luminoso de un local comercial ubicado por el 12 de octubre o 7 de agosto en el que los dueños venden pequeños aditamentos que, aunados, convierten a un carro común y corriente -diga usted un tranquilo Hyundai Atos o un amable Chevrolet Sail- en la nave Enterprise de la Guerra de las Galaxias.

El fútbol también tiene su propia sección de “enchulamiento” y son esos futbolistas que, tratando de desafiar las normas y la rutina, así como a los adversarios que presos de la ira los buscan con los ojos llenos de sangre por la humillación pública, le pusieron su marca a ciertas jugadas que, a veces muy efectivas y en otras ocasiones tan funcionales como un spoiler en un Simca 100, hicieron su propio pertrecho de fama.

Y el primero que se me viene a la cabeza es -no podría ser de otra manera- brasileño, nacionalidad que, de inmediato, remite a la magia de las comparsas del Carnaval con su incandescencia. El futbolista que comienza este listado es Kerlon Moura, que dio sus primeros pasos en el camino del fútbol en un club que puede jactarse de haber lanzado al estrellato a uno de los atacantes más letales de la historia de su país: Ronaldo Luiz Nazario Da Lima.

Kerlon empezó bien, con Brasil, venciendo en el Campeonato Sudamericano sub 17 del 2005. En el último duelo contra los uruguayos anotó, como era su sana costumbre en un encuentro que terminó 2-2. Pero, de repente, los tantos empezaron a opacarase con su truco más famoso, que consistía en sostener la pelota en la punta de la cabeza dándole golpecitos, mientras avanzaba en ese sostenido que se llamó “Foquinha”. Su carrera, que pintaba estelar, se fue diluyendo. De Cruzeiro a Inter de Milán y, de golpe, sus pies habilidosos se vieron pateando balones en Malta y en la segunda de su país.

Lo de Cuauhtemoc Blanco fue distinto: de agresiva personalidad y un artista integral -tanto que se animó a hacer un personaje en una novela tras su retiro, entre otras apariciones mediáticas- se inventó la “Cuautemiña” y en pleno mundial del 98. Sin saber en qué instante le pasó por la cabeza, en un duelo de primera fase (si no estoy mal fue contra Holanda) Blanco atenazó la pelota entre sus tobillos como un alicate y dio un salto para evadir una barrida del contrario. Marca registrada hasta hoy, Blanco siguió dándole vueltas al mundo con la pelota, en este caso, literalmente enganchada entre sus pies.

Y por supuesto el gran René Higuita y ese escorpión que, trasplantado de un comercial hecho para jugos diluidos en agua, atrapó cada esquina de Wembley luego de que el inglés Jamie Redknapp le lanzara el centro más perfecto para abalanzarse hacia el frente y rechazar la bola con sus tacones.

Muchos futbolistas dejaron ese sello: la cola de vaca de Romario, la bicicleta de Sergio Saturno y Asisclo Córdoba, llamadas igual pero que se ejecutaban distinto; la del argentino ex Bucaramanga y Huracán era pasar el pie sobre la pelota apenas entraba en carrera. La de Córdoba era la que es más familiar para nosotros que es atrapar la bola en los tobillos y saltar mientras el esférico pasa por detrás de la espalda de quien hace la ejecutoria. O "La Gambeta" Estrada poniéndose un imán en la frente para pegar la adidas y dejarla caer luego para fusilar a Higuita. De hecho, Kerlon no fue el primer futbolista que vi haciendo La Foquinha: fue "La Gambeta".

¿Cuáles lujos más hicieron falta en este texto? Haga su aporte a @udsnoexisten

Síguenos en nuestras redes
Comentar
Guardar

Recomendados

  • Premier League
  • Serie A
  • Bundesliga
boton left
boton right