Los 100 del centenario

Opinión de Nicolás Samper sobre la celebración de Junior de Barranquilla. 

Nicolás Samper

Columnista Futbolred

Foto: A. particular

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07 de agosto 2024 , 03:29 p. m.

La misión le fue encomendada a Javier Castell, curtido en un contexto diferente al del futbolista promedio: en su casa él no era el único que le picaba el bicho futbolístico, porque su hermano Francisco -un volante defensivo que también fue zaguero pero que también podía llegar a gol y que se destacó en Junior y Cúcuta Deportivo- empezó a andar los pasos del profesionalismo.

Javier, delantero en aquellos años en los que por lo general los clubes grandes, medianos y chicos, confiaban muchísimo más en los talentos foráneos que eran portada de la Revista El Gráfico, empezó a dar sus primeros pasos en su club amado el Junior, a la vez que leía y releía infinidad de veces las ediciones de El Gráfico que su padre llevaba a casa gracias a su labor como empleado de Avianca, en esos años en los que parte del menú viajero era encontrar las páginas del semanario argentino más influyente en el deporte sudamericano.

Así que, mientras llegaba la oportunidad y Javier seguía peleando por ganarse un lugar en Junior, su mente se recreaba con las lecturas de Juvenal, Proietto, Barrio, Cherquis Bialo, Irusta, Madalesky, Arcucci, Barraza y Rubio entre tantas otras firmas. Un día José Varacka, mítico entrenador juniorista, vio que el habilidoso atacante estaba lo suficientemente maduro como para ser llevado al tinglado, le dio la oportunidad y no decepcionó: le marcó un gol a Santa Fe que generó algarabía en el siempre mítico Romelio Martínez.

Y en medio de las divagaciones sobre su futuro, el fútbol permanecía en el panorámico, aunque por los espejos laterales se vio venir la posibilidad de ser profesional, entonces Castell entró a la facultad para rendir materias y hacer Ingeniería Civil. Dos semestres duró el sueño porque el fútbol opacó todo, aunque nunca hubo una nube más cegadora que la que le produjo una gravísima lesión de rodilla de la que nunca se pudo recuperar del todo y que lo obligó a decirle adiós a su pasión.

Porfiado, le siguió buscando la comba al palo como entrenador de inferiores y después de profesionales, como en Unicosta y Junior, sin embargo el trayecto tampoco resultó ser una crónica de largo aliento en su vida.

Su vida la ha desarrollado en el periodismo y desde ese lugar, sumado a que conoce los secretos de un camerino, se dio a la tarea de reunir a los mejores 100 futbolistas que pudieron vestirse con la camiseta de su amado Junior de Barranquilla, que hoy cumple un siglo de maravillosa alegría en la que el “Tiburón” puso su huella de manera firme en el fútbol colombiano. Castell se sentó a pensar sobre esos maravillosos talentos que pasaron por Barranquilla, sin importar que su estancia hubiera sido más corta de la que hubieran merecido o largas trayectorias sólidas de años defendiendo la camiseta de varas blancas y rojas.

En el libro llamado “Los 100 del centenario, futbolistas que marcaron la historia del Junior” publicado por Planeta, el recorrido de cracks pasa por nombres como los de Alfredo Arango,Toño Rada, Carlos Valderrama -uno de los más grandes de nuestra historia y batuta de una de las mejores versiones del Junior que pude ver (la de 1993), Iván René Valenciano -el bombardero que sin cabecear, fue capaz de marcar más de doscientos goles en el profesionalismo- hasta los más recientes como Sebastián Viera, el arquero ganador por excelencia, entre tantos otros.

Vale la pena leerlo para dar un repaso sobre ídolos y cracks que aplaudieron todos los hinchas. En la elección libre del profe Castell solamente me faltaron dos nombres: Heleno De Freitas (más allá del poco tiempo jugado) y José Daniel Ponce, el “Bocha” un crackazo extraordinario.

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