La revancha de Cúper

Columna de opinión de Nicolás Samper C.

Nicolás Samper

Columnista Futbolred

Foto: A. particular

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28 de marzo 2018 , 04:09 p. m.

Sonreía mientras le estrechaba la mano al entrenador de Grecia antes de encarar un amistoso previo al Mundial y hace rato que el entrenador argentino no parecía tan feliz como hoy. O como lo ha ubicado este presente auspicioso en el que se ha granjeado un sitio más que importante dirigiendo una selección que puede hacer cosas importantes en la Copa del Mundo.

Héctor Raúl Cúper casi siempre debió remar en contra de la corriente, como el salmón, pero nunca tuvo de morir en la orilla. Por ejemplo, cuando en un entrenamiento chocó con un compañero rompiéndose todos los huesos de la cara por lo que debió alejarse por un tiempo de las canchas. Eran las épocas del extraordinariamente eficaz Ferrocarril Oeste que era conducido por Carlos Timoteo Griguol. Siendo él una de las silenciosas figuras del equipo de Caballito, fue campeón de la liga argentina en tiempos en los que los cuadros de honor únicamente parecían diseñados para River, Boca, Independiente, Racing y San Lorenzo.

La vida, ya siendo veterano lo llevó a Huracán, que estaba en segunda. Ascendió y fue capitán de un conjunto que se mandaba una delantera buenísima con Sergio Saturno -aquel que anduvo por Bucaramanga- y un jovencito Antonio Mohamed. Como capitán se destacó hasta su retiro y un día, ya pensando en otras cosas, lo volvieron a llamar de Parque Patricios para que se hiciera cargo del club: su debut fue terrible: perdió 5-0 ante Platense.

Terco y trabajador, hizo de sus equipos una copia a escala del Ferrocarril Oeste que supo integrar: conjuntos que valoraban más la pegada justa y el orden colectivo antes que la belleza. Siempre trepó las montañas más altas pero a la hora de poner la bandera en la cima, le faltó un poquito de oxígeno: con Huracán, siendo subcampeón, con Lanús también, con Mallorca, perdiendo una final de la Copa del Rey por penales ante Barcelona, con Valencia, a quien condujo a dos finales de Champions que se le escaparon una con justicia -Real Madrid- y otra por extremas precauciones -ante Bayern Munich en los penales-. A Inter lo coló en semifinales de la misma Champions pero hasta ahí.

Esos extraños destinos marcaron negativamente su prestigio. Se decía que era incapaz de vencer en los momentos límite. Pero nunca se tuvo en cuenta que las finales que perdió las disputó con equipos poco acostumbrados a esos escenarios, lo que ya es un éxito.

Alguna vez, a punto de irse al descenso con Mallorca, les puso a sus jugadores la canción “Highway to hell” de AC/DC para ver si se mosqueaban y dio con un millonario indio que dejó botado un proyecto que parecía sólido en el Racing de Santander.

Ya no se vislumbraba la posibilidad de que Cúper fuera noticia. Muchos lo daban por noqueado pero no se dejó del destino: con Egipto logró clasificar a un país que no olía tufo mundialista desde 1990 y que hoy cuenta con uno de los mejores atacantes del mundo, el delantero Mohhamed Salah.

Su grupo es complejo pero podría colarse: Uruguay parece número fijo, Arabia es débil y por ahora Rusia no parece corresponder con fútbol a su etiqueta de anfitrión.

Ojo, que Héctor Cúper ha vuelto.

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