¡A cortar cabezas!

Opinión de Nicolás Samper sobre quienes presionan por despidos y relevos.

Nicolás Samper

Columnista Futbolred

Foto: A. particular

  • Enviar
  • Guardar
  • Comentar
21 de agosto 2024 , 12:34 p. m.

Qué aburrida maña la de andar pidiéndole el puesto a los entrenadores. Tal vez ese discurso que proviene desde la prensa ha llevado de alguna manera a que ese honor, el de dirigir un equipo de fútbol, sea más bien una condena y que el único compañero que se sienta al lado del coach sea un reloj de cuenta regresiva, igual a los que se usan en los explosivos para detonar una bomba.


Porque se ejerce una presión de cambio que, para poner un ejemplo, jamás se utiliza para sacar un político corrupto de una posición de privilegio, para hablar de un hecho concreto. En estos tiempos de cancelación, los entrenadores son pioneros: sin que haya culminado un juego en el que estén sentados en el banquillo, cualquiera está decidiendo su futuro laboral a través de una columna, un micrófono o una emisión televisiva y no hay que olvidar que la prensa es un poder que, quién sabe en cuántas ocasiones, terminó influyendo en la toma de una decisión dirigencial.

Claro, los torneos tampoco colaboran demasiado, al menos por estos lares: los tiempos de trabajo se acortan, la preparación de una idea debe ser a velocidad de microondas y no a ritmo de horno de leña porque el que se va para el horno (microondas o de leña) siempre va a ser el técnico. Soplar y hacer botellas es la consigna de ese ingrato puesto que incluso ha presenciado cómo tipos que están en una buena posición en la tabla les pasan la carta de renuncia porque “su juego no gusta”. De rapidez recuerdo los casos de Reinaldo Carlos Merlo en Nacional, Fernando Castro en Santa Fe y Óscar Upegui en Bucaramanga: aunque sus respectivos equipos aparecían en las primeras ubicaciones, no bastaba con eso: debía además del del gusto de sus crítivos, o si no nada era válido.

Y con semejante argumento tan débil, tan voluble y tan subjetivo, algunos se creen capaces de llamar a pedir cuentas y a tomar un lugar de corifeo que les habla a los directivos al oído -directa o indirectamente- para que reemplacen al trabajador que no ha acertado con el sentido estético del que quiere echarlo del banco. Obvio, los técnicos cometen errores, como un delantero que falla un gol imposible de errar o igual que el arquero al que el balón se le escurre entre sus manos como si estuvieran recubiertas de teflón, pero el que debería decidir su continuidad sería la directiva, no la prensa.

Néstor Craviotto, para usar un caso reciente, se fue a Jaguares de Córdoba a conseguir lo imposible: que el equipo que no tiene una nómina excelsa, consiga escapar al descenso, asunto que parece imposible. Su club cayó en casa contra Tolima 0-2, entonces, apenas finalizó el encuentro dijo que él se iba porque fracasó en su empeño de cambiar el rumbo y que confía que su reemplazante pueda obtener lo que él no. No esperó -y no es la primera vez que lo hace- que la prensa lo sacara. Él se fue solito, sin aspavientos y a sabiendas de su responsabilidad por los seis partidos que jugó Jaguares en los que solo ganó tres puntos de 18 posibles.

Hoy seguramente habrá voces periodísticas que pedirán la salida de Arturo Reyes, luego de que el Junior se quedara por fuera de la Copa Libertadores en casa y la historia dirá que si se va, nadie lo extrañará mucho. Por algo lo sacaron. Y bien merecido, además.

Una vez me ocurrió que un entrenador pidió mi cabeza. Llamó a mi lugar de trabajo y habló con los duros: dijo que a mí me debían botar del cargo por una entrevista que ni siquiera le hice a él. Argumentó que él debió leer antes de ser publicada, una entrevista que yo le había hecho a un técnico con el que siempre tuvo un duelo muy fuerte. Y que era el colmo que a él no se le hubiera dejado ver con anticipación el texto de la entrevista que dio su mayor enemigo en el fútbol. Después de dejar un par de insultos, el ofendido les recomendó a los dueños de la empresa periodística que me sacaran. Un imbécil de marca mayor, por supuesto.

Así de imbéciles, como aquel director técnico, nos vemos los comunicadores cada vez que pedimos que le quiten el puesto a un DT que, en idea futbolística, no es de nuestro gusto.

Síguenos en nuestras redes
Comentar
Guardar

Recomendados

  • Premier League
  • Serie A
  • Bundesliga
boton left
boton right