Líder más que ídolo: a puro lujo, Messi lleva a Argentina a la final

Un penalti impecable y un gol de otra galaxia para Álvarez, aporte del 10 en la semifinal.

Lionel Messi, Argentina vs Croacia

Lionel Messi, Argentina vs Croacia

Foto: EFE

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13 de diciembre 2022 , 04:37 p. m.

Difícil elegir a la distancia: ¿lo importante es que Argentina sea finalista del Mundial de Catar o que lo sea Lionel Messi?

Para millones de sus seguidores, fuera de los 45 millones que comparten su nacionalidad, es lo segundo. Cada vez que sonríe en una cancha en Doha parece un acto de justicia con su carrera, con su legado, con todo lo que lo convierte en una leyenda.

El próximo domingo juega Messi la final del Mundial. Contra quién parece lo de menos, especialmente después de la asombrosa semifinal que firmó y que se coronó con una goleada 3-0, en gran parte gracias a él. 

Y no fue siempre un camino sencillo porque Croacia en esos primeros minutos amenazaba con arrebatarle la pelota que siempre necesita Argentina para hacer su juego y encima saltaba una alarma: Messi empezó a tocarse en repetidas ocasiones el muslo de la pierna izquierda, con claros signos de molestia. Vino el médico, vinieron sus compañeros, cundía el pánico pero no habría manera de sacarlo de esa cancha en la que iba a dejar la vida.

Y sobre la media hora se rompió el tedio por cuenta de su compañero Julián Álvarez: él inventó la falta que cambió por penalti el capitán a los 34,. un cobro arriba, impecable, sin mirar al eficiente Livakovic, que parecía pequeño ante la autoridad de su oponente.

Era el abrazo que iba a abrir la senda porque de ahí en más se dedicó a dejar en evidencia la impotencia de una Croacia que ya no volvería a encontrar la manera de neutralizarlo.

Apareció por donde quiso, como socio de Álvarez pero también apoyo de Fernández, de Mac Allister, de cada uno de sus compañeros, ahora en el rol de líder futbolístico, ya no solo de ídolo. Esa puede ser la clave que hará que esto pase del sueño a la realidad de la corona que espera el rey.

El complemento era el patio de su casa. Se ofreció siempre al pase, se dosificó cuando pudo y se exigió al punto de encontrar un balón a los 68 minutos que dejó la inmensidad de su talento en evidencia: desde el medio se disparó hacia el arco rival en un derroche de velocidad y control que escapó a todos los marcadores que intentaron pararlo y entonces miró a Álvarez por el medio y le cedió el gol del 3-0. Faltan adjetivos para describir lo que fue... lo que será de hoy en más esa jugada. 

"El camino era volver a intentarlo, por suerte me di cuenta", decía al final, después de abrazar a cada compañero, a cada miembro del cuerpo técnico, a cada argentino en la persona de quien se atravesó en la cancha. Una noche más, una menos en su camino al título que le falta.

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