El riesgo es que te quieras quedar. Se lo deben estar planteando todos los que han venido al país con la excusa del Mundial Femenino Sub-20.
En todas las sedes han sido atendidos como reyes los invitados y las invitadas, las promesas del fútbol femenino del futuro que tienen una enemiga en común: Linda Caicedo.
La estrella nacional es el dolor de cabeza de todos, el alfil del ajedrez que se mueve casi por dónde y de la manea que se le antoja y hace polvo todos los planes, todos los esquemas.
Estrella terrenal
Lo mejor es que Linda es la estrella excluyente de la Copa Mundo y no parece que lo haya notado: juega con desparpajo, sonríe incluso cuando desperdicia opciones de gol claras, se divierte con la pelota.
Ahora lo han sufrido las coreanas, tan leales que no juegan a no dejar jugar (como en Suramérica), pero que se han llevado un baile en forma de eliminación.
Linda fue devastadora: desde el pitazo arrancó en una versión de liderazgo fabulosa, proponiendo y finalizando, dando órdenes y repartiendo culpas por igual, jalando el carro cuando la presión de ser local empieza a hacer mella.
Ojo al dato: 1 tiro al arco y un gol (4 tiros locales), una ocasión creadas, 4 de 4 regates completados y la friolera de 96 por ciento de precisión en el pase.
Linda Caicedo, Colombia vs Corea
Foto: Sofascore para Futbolred
Linda tiene la habilidad de causarte una herida mortal con un sonrisa de niña que casi provoca agradecimiento. Una cosa es verla ganar en TV y otra padecerla. Contra Corea lo suyo fue encomiable. Ahora, tras un par de baches en la primer ronda (contra Nigeria y Corea del Sur) parece lista para tomar revancha de la final Sub-17 perdida. ¡Que Dios los coja confesados!'