Atlético de Madrid tuvo en Antoine Griezmann a su faro y goleador para derrotar 2-1 a Almería, y así pudo reafirmar su condición de mejor equipo de la segunda vuelta de la Liga de España y más allá, de las últimas doce jornadas, con 32 de los 36 puntos disputados en su bolsillo, con seis triunfos consecutivos y con la capacidad incluso para ganar partidos sin exigirse, como ocurrió este domingo en el Metropolitano (2-1), con el susto final de un posible penalti y un agobio inesperado.
Mientras insiste en la segunda posición, a dos puntos de distancia del Real Madrid, y sentencia el podio (suma nueve puntos más que la Real Sociedad, cuarta, y doce que el Betis, quinto), avista la visita al líder, el Barcelona, aún a trece, al Camp Nou, a donde transitó este domingo entre los vaivenes de su propia relajación, en cuanto marcó el 1-0 en cuatro minutos, y una reacción imparable, en cuanto recibió el 1-1, con la que desbordó definitivamente al Almería, que bastante tuvo con soportar ya la ofensiva, pero que resistió con el 2-1 hasta un último tramo de infarto, en el que reclamó hasta dos penas máximas.
En los dos momentos que marcaron la irrebatible victoria, en todo, surgió Griezmann. Goleador en el 1-0 a los cuatro minutos de empezar el encuentro y también en el 2-1 a los cuatro minutos del 1-1. También fue protagonista de un derechazo al poste y de unas cuantas intervenciones del portero Fernando, el mejor de largo del Almería en el Metropolitano, del que no salió goleado por su guardameta.
No hubo otra causa. Sigue fuera del descenso. Y con tres puntos de ventaja sobre el Valencia. Sólo al final tuvo alguna opción. Cuando de verdad sí se creyó capaz de empatar. No había sido así ni siquiera con el gol que encontró de la nada en el primer tiempo. Porque al Atlético, al contrario de lo que debería ser, le vino mal tomar ventaja tan pronto.
Un gol poco después del cuarto minuto de partido, tan sencillo como pareció todo, con el saque de esquina de Yannick Carrasco, la prolongación en el primer palo de Correa, el cabezazo entre la línea y el defensa de Griezmann, el despropósito defensivo del Almería, que jamás había ganado en toda esta temporada como visitante... Y una relajación natural, pero inapropiada.