Todos tiene un argumento. La salida de Lionel Messi del FC Barcelona es un tema tan sorpresivo y tan complejo que nadie tenía lista la estrategia para despedirlo o para retenerlo.
Y ese es el centro de la discusión: una vez el futbolista decide que se va, poco y casi nada le queda al club para retenerlo. No tiene nada que ver con amor a la camiseta, compromiso, nada de emotividad. Pesa su condición de trabajador por encima de los millones que puedan estar involucrados y eso, en la gran mayoría de los casos, les deja a los empleadores poco más que la opción de sentarse y acordar los términos de la salida.
El caso de Messi no es tan distinto. Ha decidido que se va, lo ha comunicado, apela a los términos de su última renovación y está convencido de su decisión.
Para empezar hay que establecer que su contrato está amparado por varias cláusulas, que están ahí para reaccionar a momentos como esta renuncia: "La cláusula de rescisión es un invento español, la norma establece que el jugado es quien paga la cláusula. Es más que nada una medida disuasoria para que el jugador no se vaya. El club extranjero no está obligado a pagar la cláusula", explica en principio el abogado deportivo Rafael Alonso, en charla cona Andrés Charria para el programa 'La voz del derecho'.
La de Messi, según las informaciones filtradas por la prensa catalana, tiene una particularidad y es que habla del 10 de junio como fecha de finalización, contemplando que para ese momento habría terminado la temporada. Sin embargo, y aquí viene la polémica, ese día la Liga de España no se había reiniciado, tras la suspensión por la pandemia, y la Champions League vino a terminar hasta este 23 de agosto. Ese sería, en términos deportivos, el final del 2019/2020.
Pero vienen las interpretaciones. Los expertos en el mencionado programa aseguran que hay un principio del TAS que establece que la duda ser resuelve en favor del trabajador, que es la parte más débil en el litigio, y que las cláusulas, cuando hay una coyuntura como la actual, una pandemia imposible de predecir para el momento de la firma, operarán en contra de quien la estipuló, en este caso el club.
Para el abogado Alonso, la estrategia de defensa de Messi es clara: "El 25 de agosto es el nuevo 10 de junio (en términos del final de la temporada). El decreto 1006 de 1987 dice que dice que los contratos deben tener una duración determinada. Podrán producirse prórrogas mediante sucesivos acuerdos al vencimiento del término originalmente planteado. Si quieres prorrogar debe ser al vencimiento, no de forma anticipada. Y tiene sentido porque el jugador necesita tener capacidad de decisión cada cierto tiempo... Estamos ante una prorroga y no ante un contrato", afirma.
Y hay otro argumento: "Para que sean válidas deberá establecerlo un convenio colectivo y el de España dice que de mutuo acuerdo se podrá prorrogar el contrato al vencimiento. Vale recordar que en el año 88, cuando Jesus Gil despide a jugadores del Atlético, al médico y entre ellos a Quique Setién, el ex técnico del Barcelona, ellos habían cumplido la condición de jugar el tiempo que decía la cláusula y en ese caso la jurisprudencia estableció que para el club es obligatorio y para el jugador es un derecho".
¿En qué terminará la discusión? Los abogados Alonso, Andrés Charria y Víctor Delgado coinciden en que, seguramente, el FC Barcelona no llegará a hacer valer la cláusula y en cambio habrá un acuerdo entre las partes, como en su momento ocurrió con Cristiano Ronaldo, cuya cláusula casi simbólica alanzaba la extraña cifra de 1.000 millones de euros, pero al final salió a Juventus por poco más de 100.
"Pueden estar en desacuerdo, el club alegaría la literalidad del contrato (10 de junio), exigiría la cláusula de 700 millones, él acordaría con otros club y si la disputa llegara a pedir que no se entregue el CTI (certificado de transferencia internacional) para jugar, la Comisión del Estatuto del Jugador (FIFA) lo favorece y al final el tema sería solo cuánto es la cláusula y quién lo debe pagar. Y en España los jueces pueden modificar las cláusulas", afirma Alonso, explicando que bien puede considerarse una cifra 80 millones justa y asunto resuelto.
Salvo, claro está, otro caso fortuito: "un tema electoral, por ejemplo, como Florentino Pérez con Figo en Real Madrid... Que Laporta diga se queda Messi si yo soy presidente y eso cambie todo", apuntó Charria.
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Pero es poco probable. Lo cierto es que si la decisión de Messi es irse, simplemente hará la maleta y ya está. Otra vez no pesarán 20 años de carrera en el club ni las protestas de hinchas ni nada. Será, como siempre, un tema de plata.