Katherine Tapia se convirtió en noticia este fin de semana: fue la primera arquera que anota gol en la historia de la Liga Femenina de Colombia. La portera de Atlético Nacional aportó con un tanto, de penalti, para el triunfo 3-0 sobre Bucaramanga.
De inmediato, la prensa la buscó y se conoció que fue miembro de la Policía Nacional y que hizo parte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad). En esa labor, muchas veces escoltó el bus del equipo profesional masculino de los verdolagas y allí empezó a ilusionarse a ser jugadora de ese club y ser la arquera titular.
Sin embargo, en charla con FUTBOLRED, Luz Katherine contó más cosas de su vida. “Yo nací en el corregimiento de Las Flores, en Llorica (Córdoba). Me gradué del colegio a los 14 años, porque me adelantaron un par de cursos; luego me fui a estudiar a la Universidad de Córdoba, pero yo quería licenciatura de matemáticas y mis padres me inscribieron a Ingeniería de sistemas, así que al tercer semestre me salí, porque no era lo mío. Luego estudié técnico de Auxiliar Contable, por una beca que me dio Gol Star, el equipo en el que estuve en Bogotá”, contó Luz, la hija de Rosmira y Dairo.
Justamente en la casa de sus padres, hay una especie de altar con los recortes, el buso de arquero de su hija, y todo lo referente a lo que han sido estos años de carrera, y sus tres temporadas con el club antioqueño. Sin embargo, Katherine no tenía el apoyo de ellos cuando soñaba con ser futbolista.
“Ellos querían que estudiara y no que fuera futbolista. Me tocó trabajar cuidando niños, haciendo aseo en las casas para tener dinero para mis pasajes, porque mis padres no me patrocinaban esa idea. Incluso, me escondía las camisetas y guayos para irme a entrenar; después ellos se enteraban que estaba jugando y me regañaban”, confesó ‘Kate’, como le dicen sus compañeras.
Incluso, Tapia recordó cuando, por escaparse a jugar fútbol, estuvo retenida por varias horas por un grupo armado de la zona.
“El día que verdaderamente les pegué un susto a mis papás fue una vez que me escapé a jugar fútbol a Caucasia. La señora a la que le cuidaba el niño me cubrió, dijo que me necesitaba, pero era para que no se dieran cuenta que me iba. De regreso, en Nechí, nos retuvieron por varias horas, un grupo ilegal, estaban armados y decían que en la noche no podíamos pasar. Eran las 3 de la mañana y no sabían de mí”, mencionó Katherine.
Admiradora de René Higuita, Katherine no olvida que su idea era ser defensora central, pues así jugó siempre, incluso ganándose un llamado de Ricardo Rozo a un microciclo con la Selección Colombia Sub-20. Por eso dice que “Mario Alberto Yepes era mi referente”.
Agradece al profesor Diego Rodríguez Toro, de Gol Star, pues fue él quien insistió en que probara como guardameta. “Son muchos los entrenadores a los que les debo gratitud, pero el ‘profe’ Diego me puso en el arco y ahí me quedé. También le agradezco a Ricardo (Rozo), y ahora a Diego Bedoya, mi entrenador en Nacional: él me trajo, y fue quien decidió que, si había penalti, lo pateara yo y así pudiera entrar en la historia del fútbol femenino colombiano”.