Oficialmente, Pep Guardiola ha dejado de ser un fracasado. Y no es que le hiciera falta la victoria de Estambul para ser uno de los mejores entrenadores de la historia. Es que él mismo se había definido así y ahora, por obra y gracia de las redes sociales, la victoria es completamente suya.
La historia tiene tiempo y mucho desarrollo así que siga el hilo con atención: en marzo pasado, el DT catalán había sido consultado por la posibilidad de perder de nuevo la Champions League y tener que cargar con el rótulo de fracasado tras no ganarla con Manchester City ni antes con Bayern Munich. Él, muy a su estilo sorprendió en una rueda de prensa con una brutal confesión.
“Soy un fracasado. Pase lo que pase este año en Champions League, aunque ganemos esta Champions y tres Champions seguidas, seré un fracasado", dijo.
¿Por qué? Así lo detalló: "Tengo tres ídolos en mi vida: Michael Jordan, Tiger Woods y Julia Roberts. Por obvias razones lo merecen los primeros y ella, pues también. Pero Julia Roberts vino hace unos años a Manchester, no en los 90 cuando ellos ganaban títulos y títulos, vino cuando éramos mejores que el United. Pero ella vino y visitó a Manchester United, no vino a vernos a nosotros. Por eso, aunque gane la Champions, no se comparará con el hecho de que mi ídolo no vino a vernos, no se compara con esa decepción que sentí".
En efecto, la actriz norteamericana estuvo en la sede del United pues sus hijos son seguidores del equipo y se tomó fotos con los jugadores y declaró que es una militante más de la causa roja. Un puñal al corazón de Guardiola, como se puede ver.
Pero resulta que este fin de semana Guardiola finalmente ganó la primera Champions de la historia del Manchester City y fue un momento único y feliz para la afición de un club con más de 100 años de historia y también para el estratega, que posó orgulloso abrazado a La Orejona, sin saber que en esa imagen llegaría su redención: "Felicidades Pep por liderar a tu equipo para ser campeón de la Champions League", le escribió la mismísima Julia Roberts en sus redes sociales.
En resumen, le rompió el corazón y se lo remendó. Le debe una visita, pero esa será otra historia. Ahora para Pep Guardiola es momento de saborear que ha dejado de ser, oficialmente, un perdedor.