Todo estaba listo: el rival se reveló en el sorteo de Conmebol, el calendario estaba definido, las plantillas se reforzaron como mejor pudieron y los estadios... ahí fue el lío, el escenario.
Desde el momento en que se decidió que Alianza se enfrentaría al América de Cali cambiaron muchas cosas y eso escapó a la planeación de Conmebol: la sede dejó de ser Barrancabermeja y fue Valledupar, el estadio Estadio Armando Maestre Pavajeau tiene unas fallas que para todos eran visibles en la Liga Betplay pero que para el torneo continental definitivamente no ofrecieron las garantías mínimas y ahora el local busca casa sin llegar a asegurarla todavía.
Se manejó primero la opción de Barranquilla, que funcionaba por cercanía y hasta condiciones climáticas, pero finalmente esa opción se descartó y ahora se ha promovido a Bogotá, que cambia radicalmente el escenario pues no es ventaja por altura para ninguno de los rivales pero da sin duda un respaldo de la afición americana, muy representativa en la capital.
Y en ese panorama se proyecta para ambas escuadras un duelo vital: Alianza ha perdido mucho de lo que consideraba una ventaja, América asiste a su falta de itinerario con la tranquilidad de saberse favorito y, más allá de la sede, tiene un objetivo prioritario: asegurar un necesario avance en lo deportivo, pues el ganador de esta llave tendrá un lugar en la fase de grupos de Copa Sudamericana, pero también coronar un ingreso económico que es definitivo.
Vale mencionar que, teniendo en cuenta los premios de la última temporada, esta fase de partido único le dará a cada competidor un mínimo de US$225.000 y al ganador un ingreso aproximado de US$900.000, más el premio por cada victoria en la fase de grupos que sería de al menos US$100.000. Significa que seguir en carrera en la Copa Sudamericana supondrá ingresos proyectados de 1,3 millones de dólares. ¿Faltará algún incentivo para jugarse entero por el premio?