River Plate pasa las duras y las maduras para armar su equipo y poder enfrentar este miércoles a Independiente Santa Fe en la cuarta fecha del grupo D de la Copa Libertadores. Un grave contagio de coronavirus en el plantel infectó a casi todo el equipo, que presentó múltiples casos positivos, y ahora Marcelo Gallardo solo tiene once jugadores para jugar, pero no tiene arquero.
Así, se espera que un defensa o un volante ataje contra el cardenal colombiano. Lo cierto es que ese momento de angustia lo pudo evitar el club argentino, pero le ganó el miedo y ahora está pagando los platos rotos por su decisión.
A menos de un día para jugar contra Santa Fe, llegó a la memoria algo que pocos sabían, o que pasó desapercibido en Suramérica, en River Plate.
El pasado 6 de mayo, Santa Fe y River se enfrentaron en Asunción, Paraguay, pues el equipo bogotano se vio obligado por la Conmebol a ser local afuera de su país, debido a la situación de orden social que todavía afecta a los colombianos.
Al llegar a la capital paraguaya, los clubes aprovecharon para ser vacunados contra el covid-19 gracias a la Conmebol. Sin embargo, River rechazó el ofrecimiento, pues tenía grandes dudas sobre la efectividad de la vacuna Sinovac y la fecha de la segunda dosis.
Así, el plantel no tenía vacunas y corría mayor riesgo de contagio, cosa que habría pasado en Barranquilla hace una semana, cuando enfrentó al Junior el pasado miércoles 12 de mayo.
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