El mejor arquero del Mundial será, posiblemente, de uno de los equipos que puedan quedarse con el trofeo. Julio César (Brasil), Sergio Romero (Argentina) o Maarten Stekelenburg (Holanda) tienen grandes opciones, pero hay uno que jugó menos minutos y que, para los que fuimos porteros, dejó una sensación de imbatibilidad así saliera eliminado en primera ronda: el suizo Diego Benaglio.
¡Ar-que-ra-zo! es el vocablo que merece el mejor golero de la Bundesliga y no es gratis: ganó en el 2008-2009 el único título del Wolfsburgo en su historia y fue elegido el mejor futbolista de su país en diciembre pasado, un logro muy difícil de obtener para un jugador cuya posición es la "culpable" de todas las derrotas.
Mide 1,93 metros, debutó con 16 años en el Grasshoppers de su país y es el dueño de una tranquilidad en los momentos críticos que asustarían a cualquier otro, nítido para descolgar centros, volador, rápido para levantarse y atajar dos pelotas de gol seguidas, excepcional en el mano a mano y con un saque que pone en posición de gol a sus compañeros. Lástima que el ataque de Suiza no le correspondió a su calidad.
La Fifa le contabilizó 15 atajadas en disparos a su puerta y solo un gol en contra: una anotación cada 3 partidos. Si en 270 minutos uno evita 15 pelotas de gol directas, quiere decir que en un juego tiene por lo menos 5 grandes atajadas.
¿Qué tiene la ventaja de conocer el balón porque con él se juega en Alemania? Puede ser. Pero allí también ataja Manuel Neuer (Alemania), sin su mismo nivel. Se dice que un gran equipo debe primero tener a un gran arquero y Suiza tuvo un extraordinario guardavallas que demostró que, a sus 29 años, le faltó equipo para ser leyenda.
Andrés Villegas Periodista Citytv .
