Ese frase es la que usó el argentino Diego Maradona cuando fue apartado de Estados Unidos 1994 por un positivo que lo apartó del sueño de volver a brillar en un Mundial, algo que para 'Dinho' era indispensable para relanzar su carrera de divo del fútbol.
"Tienes que ver a los jugadores por lo que hacen en la selección. El jugador en un club y en la selección no es el mismo", justificó Dunga para la no convocatoria de algunos pesos pesados como Adriano, Alexandre Pato, Diego y el propio Ronaldinho, al que colocó como líder para los Juegos de Pekín-2008 y sintió que no le rindió.
Ronaldinho indicó a la prensa italiana que se esforzó "mucho" en el Milan, club que lo rescató del desencanto con la afición azulgrana, para poder estar en Sudáfrica, aunque su mentalidad ganadora ya lo hace pensar que el Mundial de Brasil-2014. "Ahí quiero estar", sueña.
En Milan ha recobrado "la confianza, el entusiasmo y la alegría de jugar", confía, algo que parecía imposible perder después de su bajón de forma tras consagrarse en 2006 campeón de Europa con el Barça y que lo reconocieron en 2005 con el Balón de Oro y el FIFA World Player.
Nacido en 1980 en Porto Alegre, Ronaldinho ya pintaba para supercrack desde que se calzó la elástica del Gremio y maravilló con apenas 17 años en el Mundial Sub-17 de Egipto, en el que fue nombrado mejor jugador y ganó el título ante Ghana.
"Aquella final es mi mejor partido porque entonces el Gremio ya me vio capaz de jugar en el primer equipo", recordaba 'Ronnie'.
Luego se marchó al París SG, una escala técnica antes de ir a consagrarse al Barça, del que se fue cinco años después con dos Ligas, una Champions y dos Supercopas de España conquistadas en cinco años en los que tiró paredes con Leo Messi.
Era una época de pura alegría. "No me acuerdo de la última vez que se enfadó por algo serio", explicaba su madre, Miguelina Assis.
La carrera de Dinho cambió a partir del Mundial de Alemania-2006, donde fracasó al igual que su selección, superfavorita eliminada en cuartos por la tambaleante Francia (1-0). Su sonrisa dientona y su saludo surfer empezaron a verse menos, había perdido forma y sus gambetas ya no funcionaban tan bien.
La derrota ante Francia en Alemania fue el certificado de defunción, el descenso de la cumbre y su caída en picado que termina con su marginación del Mundial de Sudáfrica-2010, una cita que le abría posibilidades de redimirse con la historia grande del fútbol, pero que no fue.
Johannesburgo AFP .
Más información del Mundial de Sudáfrica 2010: www.futbolred.com/mundial .