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Juan Guillermo Cuadrado es una figura extraña: pasa de un partido prácticamente nulo contra Bolivia a uno en rol de figura no solo de su equipo sino de toda la fecha las Eliminatorias a Catar 2022, así nada más, como quien se cambia las medias. Es como que siempre tiene una bala más en el tambor, como que se sienta a esperar a los críticos para devolverles la bofetada con un regate.
Le pasó decenas de veces, pero concretamente le ocurrió en las últimas dos fechas, que terminaron para Colombia con empates 1-1 contra Bolivia y contra Paraguay.
Cuadrado fue titular, contra todo pronóstico, en la altura de La Paz. Y no porque estén discusión su rol de capitán y de jugador indispensable, sino porque no tiene ninguna huella de altitud, no se esperaba que fuera sacrificado en un juego tan exigente en lo físico, menos cuando está a penas comenzando su temporada en Europa... y ya tiene 33 años.
Pero jugó y aguantó 90 minutos. Y no le fue bien, hay que decir. Estuvo lejos de la pelota, agotado, lento de piernas y de ideas. Y ese no es él.
¿Quién sí? El que tres días después otra vez apareció como titular contra Paraguay: 93 toques, 5 pases clave, 6 centro precisos, 6 de 9 regates completados, 17 de 16 duelos ganador y, por si fuera poco, un gol, el del empate 1-1.
Si le ponen 9,1 de calificación está bien: si Colombia hubiera ganado en Asunción no merecería menos de 10 puntos. Porque lo hizo todo bien, entendió cada momento, fue extremo por los dos costados y mediapunta y el único que intentó la alternativa de la media distancia en un equipo con gruesos problemas para llevarles la pelota a sus delanteros (no de ahora, de toda la Copa América, por ejemplo).
Cuadrado lució porque volvió a su hábitat, a su liderazgo ofensivo y al veneno de su regate. Pero también en La Paz, a pesar de sus pobres registros, estuvo ahí y aguantó sin quejas los 90 minutos, sin que se le cayera una sola queja.
¿Por qué siempre está? ¿Lo respeta demasiado el DT como para relevarlo? Acaso no puede ser suplente alguna vez para dosificar el esfuerzo y tenerlo en otros duelos decisivos? Lo que ocurre es que, para Colombia, el realmente decisivo es él. Cuadrado es talento pero también experiencia, liderazgo, motivación y fe. Eso, más que nada. No fue suplente ni con Pékerman, ni con Queiroz, ni con Rueda. El argentino lo cambió un día, en un Mundial (2014) que cambió ¡8 jugadores!, el portugués llegó a decir que solo le faltaba jugar de arquero y el vallecaucano lo tuvo y lo mantuvo, contra viento y marea, SIEMPRE.
Al final, entienden todos que el peor Cuadrado es el mejor atacante de Colombia, más en estas circunstancias, en las que cuesta un potosí articular los circuitos ofensivos de la tricolor. Son Cuadrado y otros diez... a menos, claro, que sea cierta la versión que indica que no jugaría contra Chile pues desde Italia les enviarán a él y a Ospina un vuelo privado que los lleve a sus clubes antes de finalizar la fecha triple de Eliminatorias, pues justo el sábado tienen un duelo Napoli vs Juventus que puede ser definitivo. Ojalá no. Contra Chile, otra vez, no hay reemplazo para Juan Guillermo.