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Juan Fernando QuinteroFoto: Tomado de Instagram @juanferquinterop
Por:
Jenny Gámez
01 de septiembre 2021, 09:30 p. m.
La discusión de nunca acabar: ¿jugar con 10 o sin 10 en la Selección Colombia? Cuando ha estado James Rodríguez se ahorran las deliberaciones. Pero este jueves, contra Bolivia en La Paz por las Eliminatorias a Catar 2022 no estará y eso abre la duda nuevamente.
No hay que ir tan lejos para encontrar una primera respuesta: julio de 2021, Copa América en Brasil. Ahí se evidenció una realidad innegable y es que a Colombia le sobró sacrificio pero le faltó chispa, una pizca de talento que rompiera el molde, una dosis de ingenio para que los delanteros no murieran de tedio en el área rival.
Un par de veces la solución fue Edwin Cardona, pero al final no le alcanzó para mantenerse en la convocatoria por su intermitencia y su imposibilidad de mantener el ritmo a tope los 90 minutos. No faltó quien echara de menos... ¡a Juan Fernando Quintero! Y esta vez sí está y esa es una noticia buena pero también una preocupación para el técnico Reinaldo Rueda. ¿Cómo ubicarlo ahora que está disponible?
El partido contra Bolivia hay que ganarlo sí o sí y para eso hay que alinear el mejor equipo posible, sin perder de vista que en tres días habrá que visitar al duro Paraguay y que en 8 días viene a Barranquilla el difícil seleccionado de Chile. ¿Qué significa? Que habría que dosificar el esfuerzo de los habituales titulares pero sin resignar poder ofensivo. Y ahí se vuelve clave un tipo con ganas de revancha -aunque no lo reconozca- como Quintero.
Abrirle espacio, en un mundo ideal, es usar un módulo 4-4-1-1, con el zurdo detrás del 9. Ahí puede tener conexión con el definidor y, más que nada, libertado para intentar la definición de media distancia, que es un arma letal a 3.800 metros de altitud. Pero... se pierde un hombre en marca.
Sería ingenuo pensar que, tras la pausa de la que viene con Shenzhen de China y con menos de 20 partidos en el año, podrá aguantar por mucho tiempo el reto físico brutal que es jugar en La Paz, por lo cual sería ideal usarlo un solo tiempo y darle paso, por ejemplo, a Andrés Andrade, el hombre de Nacional que sí tiene huella de altura y que podría ser fórmula si hay que enfrentar un marcador adverso o si hay que ampliar una ventaja. Significa que sí, que es posible abrirle espacio a un número 10.
Pero el cálculo del técnico Rueda pasa también por otras consideraciones: el sacrificio es vital en un partido tan exigente en lo físico como el de La Paz y al hacer correr tanto al 10 se pierde un poco su efectividad; en el pasado funcionó proyectar el ataque por las bandas y no poner un peaje obligatorio en un interior para generar acciones ofensivas y no habría razón para cambiar el plan; podría ser más efectivo usar dos delanteros para llenar de centros el área boliviana y provocar el error desde los primeros minutos. Todo es cierto. Pero no sobró nunca el talento y saber que está, aunque fuera en el banquillo, es una tentación a la que no conviene negarse.