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Edwin Cardona, jugador de Pachuca.Foto: Tomada de Instagram: @ e.cardona10
Por:
Redacción Futbolred
30 de mayo 2019, 08:00 p. m.
Edwin Cardona regresa a la Selección Colombia y, en un esfuerzo vano, intenta contener una felicidad que lo desborda. Fueron 18 meses viendo a sus amigos en televisión, siguiendo a lo lejos sus alegrías y sus tristezas, sabiendo que pudo ser parte de la solución pero eligió ser parte del problema.
Su historia de desencuentros empezó en noviembre de 2017, cuando en un amistoso contra Corea del Sur cometió un costosísimo error: la niñería de remedar a los rivales fue interpretada como un acto racista y la FIFA le impuso una sanción de cinco partidos amistosos justo cuando el equipo se preparaba para el Mundial de Rusia 2018.
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Entonces la suerte le dio la espalda: salió del Monterrey y fue acusado por su entrenador de actitudes poco profesionales; se le abrió la puerta en Boca Juniors, a donde fue cedido, llegó a ilusionarse pero nunca se consolidó, se quedó fuera de la histórica final que perdió Boca contra River por Copa Libertadores y aparte se vio envuelto en un confuso incidente por un supuesto caso de violencia de género con dos mujeres en Buenos Aires, asunto en el que también estuvieron involucrados sus compatriotas Wilmar Barrios y Frank Fabra (comienzos de 2018).
Era muchas y muy sonoras decepciones. La Selección fue historia para él y su nivel empezó, necesariamente, a decaer.
Por fortuna vino el Pachuca, la confianza de Martín Palermo y una reivindicación que se debía: hoy suma 22 partidos en Liga de México y Copa, con 6 goles y 9 asistencias en la temporada.
“Estoy contento de volver. Siempre será un orgullo vestir la camiseta de la Selección. Siento que vuelvo más maduro, el regreso al fútbol mexicano me ha dado otra vez la confianza. Necesitaba encontrarme a mí mismo, retomar la confianza, tuve un golpe durísimo al no ir al Mundial, pasaron muchas cosas, pero estoy de pie otra vez. Siempre quiero demostrar por qué estoy en Selección”, aseguró
Fueron 18 meses, mucho para un chico que soñó siempre con la Selección pero que, en rigor, también se cerró solo la puerta.
En el Mundial Sub 20, que se jugó en Colombia, debía ser el compañero de James para lograr la hazaña en casa pero resolvió desafiar al técnico Eduardo Lara y se quedó fuera. En la Sub 17 era una lesión la que lo privaba del Mundial. Se le pasó el tren a Rusia por su propia responsabilidad. Era necio, muy joven.
Y lo sigo siendo pero, de tantos golpes, a los 26 años siente que aprendió, aunque fuera por la vía del dolor. Hoy llega a la Copa América de Brasil con la revancha entre sus manos. Es su momento. No puede volver a fallarse.