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Hay situaciones en las que cualquier cosa que uno haga servirán para que los enjuiciadores de hoy, el corifeo de redes sociales deseosos de sangre, escupan su ira y no haya nada que pueda protegernos. Creo que -y perdonarán ciertos rasgos de senectud al no estar tan seguro de esa expresión- al término se le dice “funar”, que es que básicamente todo el mundo le cae a usted encima cual “calvacera” de colegio en los años ochenta. “Calvacera” virtual, por supuesto.
En ese tinglado está ubicado Óscar Cortés, una de las figuras de la selección sub 20 de Colombia y actualmente jugador de Millonarios. Ante el debate de si el futbolista, de auspicioso presente con los azules, debía o no ser prestado por Millonarios para ir a disputar el Mundial sub 20, aparecieron los defensores de la idea de que el jugador permanezca en el club para que continúe disputando los partidos correspondientes del embajador por torneo local y Copa Sudamericana. Otras voces apuntaron a que más allá de su vinculación contractual, lo primero que debe hacer un jugador profesional es defender la camiseta de su país y que el resto poco o nada importa. Algunos comentaron que “el club le paga el sueldo” así que debe cumplir con quedarse, como si su trabajo no fuera suficiente demostración de lealtad y profesionalismo, sino que valdría la pena llevar a cabo algún tipo de coerción…
Millonarios finalmente -y era algo que se veía venir- decidió que Cortés, en común acuerdo, se quedaba en la institución para afrontar lo que queda de campeonato y de torneo internacional, y empezaron a cascarle a Cortés, incluso diciendo que el veto al futbolista por aquella decisión, sería lo más correcto. ¡Un veto, que es de las cosas más miserables que pueda sufrir un ser humano y del que tanto se han quejado muchos de los que hoy lo promulgan como una solución!
Acá el verdadero culpable de todo esto es la FIFA que hace rato nos tiene acostumbrados a hacer las cosas mal. Si hubiera obligatoriedad frente a la cesión de jugadores ante una convocatoria de selección sub 20, no habría ni siquiera el más mínimo debate. Víctor Roque (Paranaense) y Garnacho (Manchester United) -por ubicar en el mapa dos ejemplos- también hoy saben que no van a estar en el Mundial por cuenta de esa estupidez Made in Infantino.
Entonces el panorama, si entramos al terreno de las suposiciones, será campo virgen para los críticos porque si Colombia no cumple un buen papel en la sub 20, más allá de que poco cautivó su manera de jugar en el Sudamericano, será culpa de Millonarios y de Cortés; si Millonarios no gana un título teniendo a Cortés, será culpa del jugador y le dirán inflado y tronco, como suele pasar por acá, más allá de que sus condiciones de muy buen futbolista están comprobadas. ¿Qué hubiera pasado si se iba al Mundial? Lo mismo: algunos radicales lo tildarían de traicionero y de vendido y si Millonarios no ganaba títulos sin su presencia en cancha, apuntarían directo hacia él; y, siguiendo con los supuestos, si los azules vencieran y dieran la vuelta olímpica la afirmación de que Cortés era un sobrevalorado que nunca hizo falta, sería el común denominador.
El juvenil, sin quererlo, terminó en medio de una balacera dentro de un ascensor por jugar bien al fútbol.