Opinión

El ‘Nene’ Díaz y el gol que todo el país vio, pero nadie gritó

Homenaje a un futbolista excepcional, y el recuerdo de una noche en la que el fútbol se opacó.

02 de julio 2024, 03:26 p. m.
La recibió de Norberto Peluffo -otro de los cracks que jugaba en ese mediocampo azul que armó Eduardo Luján Manera, con Marcelo Trobbiani- y el toque atrás terminó en un taponazo al ángulo inferior de la mano derecha de Carlos ‘Tribilín’ Valencia, cansado ya de atajar tantas opciones en su contra. Juan Carlos Díaz fue a celebrar discretamente, en medio de un velorio: mientras que los 17.174 hinchas que se arriesgaron al desafío de aquella noche celebraron tímidamente el tanto que significaba el 1-0 contra Unión Magdalena, cerca de 27 millones de colombianos, de acuerdo al censo de ese año, observaron por TV el remate del ‘Nene’, el 6 de noviembre de 1985. No era un juego tan importante como para recibir semejante atención.
Es posible -sin que haya pruebas, pero tampoco dudas- que ese tanto haya sido el más visto en directo en ese tiempo, por una nación poco acostumbrada a ver partidos de fútbol en vivo. Díaz, el buen ‘Nene’, un jugador exquisito que llegó a Colombia procedente de Los Andes al Bucaramanga y que por sus buenas actuaciones se fue a Millonarios, le tocó romper el hielo a los 53 minutos con su anotación, en medio de una Bogotá sitiada por el ejército y cuya banda sonora fue el ulular de las ambulancias que se dirigían hacia el centro de la ciudad. Más allá de las peticiones del equipo visitante para suspender el encuentro y la incertidumbre de un país que durante horas estuvo envuelto en llamas, el duelo se disputó; en la mañana del 6, el M-19 invadía el Palacio de Justicia, ubicado a pocos metros de la Casa de Nariño -residencia del presidente Belisario Betancur- con la promesa de acabar con todos los miembros de la Corte Suprema de Justicia por cuenta un supuesto incumplimiento gubernamental a un cese al fuego-. Querían tener al primer mandatario de frente para ser objeto de un juicio político. El tiempo y la Comisión de la Verdad también aportó en sus investigaciones que el narcotráfico había financiado la cruenta toma. Es que Pablo Escobar y su séquito de socios tenían un objetivo: acabar las altas cortes, que aprobaron el tratado de extradición con los Estados Unidos y desaparecer cualquier vestigio de archivo sobre los delitos que se les imputaron a esos criminales, temerosos de ser juzgados por la implacable justicia norteamericana.

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Entonces, y volviendo a ese gol tan visto, el famoso Millos-Unión se transformó en la excusa perfecta para censurar a la prensa que, a esas horas, cubría en directo todos los sucesos acaecidos con la violenta toma. La orden del Ministerio de Comunicaciones, cartera que estaba a cargo de Noemí Sanín (paradójicamente años después integrante de la junta directiva del equipo azul) fue pasar en vivo el famoso Millonarios-Unión, para que los guerrilleros, supuestamente, no pudieran ver los movimientos del ejército a través de la pantalla, excusa que siempre supo a muy poco. ¿Por qué Millonarios-Unión? También pudo ser Nacional-América, Cali-Bucaramanga o Junior-Pereira, choques que hacían parte de la programación de la jornada futbolera, pero saber que el orden público en Bogotá estaba cerca del infierno, obligó a que el partido en la capital fuera, por lógica, el elegido: si se puede jugar fútbol en una ciudad en crisis, el mensaje era claro: acá no hay crisis.
Nadie quería jugar ese 6 de noviembre de 1985, tanto que hasta último momento estuvo en vilo la realización de la jornada futbolera. Los bombazos provenientes del Palacio debido a la errática retoma del lugar hecha por el ejército, se oían en El Campín, tanto que Norberto Peluffo iba insistentemente hacia el banco de suplentes para saber, a través de una radio, qué ocurría a un par de kilómetros de distancia en esa noche de terror. El encuentro terminó 2-0 (Funes anotó el segundo) y, tras 27 horas de toma, más de un centenar de personas fueron asesinadas en medio de las balas, ejecuciones extrajudiciales y el incendio que se desató en el edificio gubernamental. Una decena más de personas que ingresaron en la mañana al Palacio nunca apareció.
El ‘Nene’ -hombre siempre respetuoso, lejano a las polémicas, querido en todos los equipos en los que jugó y que falleció el viernes pasado- nunca quiso quedar en medio de ese instante. Fue el elegido por el destino para marcar el gol que nadie quiso gritar.
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