Siga, siga…
Nicolás Samper saca una triste conclusión del escándalo del partido Llaneros vs. Unión Magdalena.
Foto: Archivo Particular
No importa cuando lea esto. No importa lo que ocurra alrededor o dentro del fútbol porque se va a seguir jugando. Y punto. El mensaje, que ha sido clarísimo en situaciones límite, se reafirma en un momento en el que el fútbol colombiano ha hecho quedar en verdadero ridículo al país, por cuenta de los particulares goles que se marcaron en el encuentro Llaneros-Unión, y que les dio a los samarios su entrada a primera división.
Ya había ocurrido cuando, en medio de una situación de crispación social insostenible y en el momento más crítico en cuanto a contagios y muertes por el Covid 19, se disputó Copa Libertadores en el país. No importó mucho el contexto en el que se tenía que disputar fútbol, porque el fútbol siempre -de acuerdo a ciertas mentes- es y será muchísimo más importante que el contexto. Por eso se jugó aquel Millonarios-Unión Magdalena en medio de un escenario en el que uno de los tres poderes del país estaba siendo atacado de frente. La toma del Palacio de Justicia no fue suficiente motivo como para suspender el torneo y, de hecho, aquel encuentro pasó a hacer parte de las negras leyendas después de que fuera utilizado para que no se transmitiera a través de las noticias, ninguna información referente a la toma.
Y vuelvo a eso de jugar a pesar del contexto porque el final del campeonato de la B dejó muchas dudas. Dejó también muchas lecciones y frases de esas como para guardar en la mesa de noche. Por ejemplo, aquella a la que apunta a que en realidad Fortaleza es el verdadero culpable de esta situación porque no fue capaz de ganar los dos juegos que hubieran cambiado este desenlace, minimizando lo que pasó en el campo de Llaneros. Dejó extraños diagnósticos, como el que realizaron el presidente y el entrenador de Llaneros al comentar que cuando su equipo vio cómo recibía un gol -gol que también debería ser visto con lupa-, el golpe anímico tras el 1-1 fue tan devastador que quedaron noqueados y no pudieron reaccionar mentalmente ante semejante reto.
Y antes de que este esperpento se configurara, en la semana un documento sobre la investigación de la SIC reveló conversaciones de presidentes de los clubes profesionales hablando de vetos a jugadores y de la realización de cónclaves secretos para que ninguna información fuera filtrada. Y antes también las canchas y sus alrededores se vieron cada fin de semana inundadas de sangre por cuenta de enfrentamientos entre las barras.
Pero todo pasa. Tanto que, más allá de que hoy el asunto del día siga siendo el partido Llaneros-Unión, se estableció que los samarios mantienen su ascenso a primera división y que además se disputarán los partidos de la final para definir al campeón de la segunda división, cuando la situación ameritaba otro tipo de resolución.
Nada cambia, nada pasa. No importa cuando lea esto.