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El risaraldense estuvo lejos de los seis títulos entre 2012 y 2014 y palideció respecto a la gran expectativa que había, tras la decepción enorme que fue el paso de Paulo Autuori.
Osorio se va con un balance gris, por decirlo menos: en 46 partidos jugados sumó 19 victorias, 17 empates y 10 derrotas, para un total de 73 puntos.
Un rendimiento de, 53,6 por ciento no se compadece con su enorme prestigio y un conocimiento del fútbol que está fuera de discusión. Pero sin resultados no hay argumentos, se agota la discusión y se acaban la paciencia, la confianza, la fe.
Nacional con Osorio marcha en la sexta posición con 26 puntos, después de jugadas 17 fechas, y no tiene segura la clasificación, pues tiene cerca a La Equidad (24), Once Caldas (24) y Junior (23) para sacarlo de los ocho.
La gran preocupación es que siempre que chocó con los grandes del torneo local se fue en blanco: salvo el triunfo 3-0 contra Santa Fe en Copa, apenas logró firmar 8 empates y 5 derrotas, la última frente a Millonarios (3-0) en El Campín que desencadenó su salida.
La última ilusión pende un hilo: derrotar a River Plate de Uruguay de visitante tras ceder un empate (1-1) en el Atanasio Girardot por Copa Suramericana. Y no es solo el resultado deportivo sino también el último vagón para salvar una caótica temporada en términos económicos. Es, al final, la razón del timonazo, la explicación de la salida.