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Sebastián Villa es un auténtico dolor de cabeza, no solo por el daño que su talento es capaz de hacer en las redes contrarias sino, especialmente, por los problemas, potencialmente delictivos, que se busca.
El futbolista más desequilibrante de Boca Juniors ha sido denunciado en las últimas horas por una mujer, llamada Rocío, quien lo acusa de violencia de género, violación y tentativa de homicidio. Detalle en su versión que su presunto agresor estaba bajo efectos del licor en hechos ocurridos en su residencia, en junio de 2021, y que inclusive trató de obligarla a recibir dinero a cambio de su silencio.
La denuncia se radicó en un juzgado en Argentina, que ahora tendrá que decidir si hay méritos en la investigación para llamarlo a juicio, el cual sería el segundo que tenga abierto por hechos relacionados también con posible violencia de género contra su expareja, la colombiana Daniela Cortés.
Y justo en esa discusión, a solo horas del duelo contra Racing por la semifinal de la primera fase del campeonato argentino, se preguntan cientos de hinchas en redes: ¿y qué hará Boca Juniors? ¿Se hará a un lado, como cuando vino la denuncia de Cortés, mientras baja la marea noticiosa y otra vez puede sacar provecho deportivo de su jugador? No es que cause mucha sorpresa si lo hace, pero sería contrario a sus propios reglamentos internos para estos casos.
Vale recordar que en septiembre de 2021 el club aprobó un Protocolo de Prevención y Acción Institucional, que habla de "todos los hechos de violencia en razón de género que se produzcan dentro de las instalaciones del club o que afecten a éste, como así también todas las personas, sin necesidad de distinguir el tipo de modalidad que los vincule con la institución" y además afecta a todos los funcionarios: "los comportamientos, acciones, omisiones y conductas realizadas por sus autoridades, dirigentes, asociados, asistentes, invitados, participantes, deportistas, auxiliares, empleados/as, terceros/as que presten servicios permanentes o temporales, gratuitos u onerosos, que colaboren con la institución, que se encuentren en la institución o en cualquiera de los ámbitos de aplicación y/o cualquier otra persona que se reconozca afectada en el ámbito de la institución o que afecten al mismo", dice.
La denuncia nueva contra Villa se considera en el artículo 6 de ese protocolo, que especifica "Violencia domestica contra las mujeres", la cual es "aquella ejercida contra las mujeres por un integrante del grupo familiar, independientemente del espacio físico donde ésta ocurra, que dañe la dignidad, el bienestar, la integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, la libertad, comprendiendo la libertad reproductiva y el derecho al pleno desarrollo de las mujeres".
"Se entiende por grupo familiar el originado en el parentesco sea por consanguinidad o por afinidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las parejas o noviazgos. Incluye las relaciones vigentes o finalizadas, no siendo requisito la convivencia", agrega.
¿Y el castigo?
El protocolo se activa a partir de la presentación de una denuncia de la presunta víctima pero solo ante la justicia ordinaria sino ante el Departamento de Inclusión e Igualdad del club. Eso, hasta donde se sabe, no ha ocurrido.
Esa dependencia deriva a la persona denunciante a un equipo interdisciplinario creado especialmente para el caso a los fines de una escucha activa y presencial y entonces Boca abre un proceso formal contra el señalado.
"Si hubiere sumario, la resolución quedará a cargo del Tribunal de Disciplina del club, que deberá tener por parte al Departamento de Inclusión e Igualdad y que van desde la amonestación, suspensión, cesantía hasta la expulsión", dice el reglamento.
Medios locales como El Gráfico explicaron que cuando ocurrió el caso Cortés y su denuncia a Villa, el protocolo no se había aprobado, por lo cual no se tomaron medidas contra el jugador.