La última vez que los clubes colombianos tuvieron una actuación notable en las copas internacionales fue en 2007. Ese año Cúcuta Deportivo fue semifinalista de la Libertadores y Millonarios hizo lo propio en la Sudamericana, y lamentablemente a partir de ahí nada ha pasado con nuestros representantes en los torneos continentales.
Este semestre, sin embargo, Santa Fe y Tolima tienen la oportunidad de acabar con esa mala racha, con esa especie de maldición que tuvo su excepción en ese 2007 pero que en verdad se extiende al 2004, año en el que Once Caldas logró el segundo título de Libertadores para Colombia.
En el 2005, por ejemplo, tuvimos por primera vez en la historia a cuatro equipos entre los 32 mejores de la antigua Copa de Campeones de Suramérica. Ese año Once Caldas, como campeón, Medellín, Junior y América estuvieron en la fase de grupos, y tres de esos cuatro estuvieron en octavos de final: el DIM dejó atrás al 'Diablo' en el Grupo 1, en donde avanzó como segundo Atlético Paranaense, Junior pasó como segundo del Grupo 5, detrás de River Plate, y el Once Caldas fue escolta de Chivas en el Grupo 7.
Ahí empezó la maldición, pues en octavos de final se quedaron todos: Junior perdió con Boca Juniors (3-3 y 0-4), Once Caldas no pudo con el Tigres de México (1-1 y 1-2) y el Medellín se quedó con Banfield (0-2 y 0-3).
En la Suramericana fue lo mismo: Cali y Nacional se eliminaron en los penales tras un 2-0 para cada uno, el verde de la montaña dio buena cuenta de Trujillanos de Venezuela (2-0 y 5-1), y en octavos de final América de México se dio un banquete con los criollos: 3-3 y 4-1.
El 2006 fue amargo. En el primer semestre la Libertadores tuvo a tres históricos protagonistas colombianos: Santa Fe, semifinalista del 61; Nacional, campeón del 89 y subcampeón del 95, y Cali, finalista en el 78 y el 99. Ninguno pasó de octavos.
El rojazo, que avanzó desde la fase previa y le ganó su grupo a Estudiantes de La Plata, en octavos fue víctima de Chivas en una noche en la que El Camping estuvo impresentable por el barrial de la cancha: derrota 3-0 en México y victoria 3-1 en Bogotá.
Nacional, que ganó su grupo ante Palmeiras y Cerro Porteño, en octavos se vino abajo y Liga de Quito le empezó a demostrar en lo que se iba a convertir ganándole los dos partidos: 4-0 en Ecuador y 1-0 en Medellín.
Lo del Cali fue peor: quedó último del Grupo 5 ante Corinthians, Tigres y la U Católica, y sólo pudo empatarle un juego en el Pascual Guerrero a los mexicanos.
En la Suramericana la maldición siguió. En ese 2006 Tolima eliminó a Medellín en la primera fase, pero en segunda Pachuca, que como consuelo se puede decir que al final sería el campeón, lo aplastó con un 5-1 en casa ante el cual la victoria pijao 2-1 en Ibagué fue corta.
La excepción del 2007
Con estos antecedentes poco se esperaba en el 2007, y la verdad es que los buenos resultados llegaron de clubes en los que muy pocos creían. Por supuesto, no es ofensa, pero la inexperiencia del Cúcuta Deportivo en el continente y el pésimo momento deportivo y administrativo de Millonarios no eran una gran motivación para apostarles en la Libertadores y la Suramericana, respectivamente.
Lo del Cúcuta casi se convierte en leyenda. Dirigido por Jorge Luis Bernal, el equipo de Blas Pérez, Macnelly Torres, Pepe Portocarrero, 'El Burrito' Martínez y Robinson Zapata fue una tromba.
En primera ronda avanzó como segundo de Gremio de Porto Alegre y a expensas del Tolima, que se quedó precisamente al perder en Ibagué ante los 'motilones'. En octavos, cuando ya era el único representante colombiano pues Pasto había quedado último en su grupo perdiendo todos sus juegos ante Santos, Defensor Sporting y Gimnasia de La Plata, dio la primera gran sorpresa al eliminar a un cuadro mexicano, la pesadilla de los nuestros en las últimas ediciones. Toluca cayó 5-1 y ganó 2-0, con lo que dijo adiós.
En cuartos la sorpresa fue aún mayor: 2-0 y 2-2 ante un gigante continental como Nacional de Montevideo para llegar a semifinales a enfrentarse con Boca Juniors.
El duelo ante los xeneizes fue memorable; Cúcuta se impuso 3-1 en el General Santander, pero en La Bombonera su falta de experiencia internacional le pesó y perdió 3-0 en un partido con todas las características de Copa.
En la Suramericana la historia azul fue similar. Millonarios llegó a segunda fase tras eliminar sufriendo en los penales (5-4) a Coronel Bolognesi de Perú. El equipo venía en crisis financiera y deportiva, y los dirigentes trataron de dar un golpe de opinión contratando como técnico a Mario Vanemerak, otrora insignia en la cancha.
El ex volante, cargado de motivación y con el viento en la camiseta que le daba su condición de ídolo, se ganó a todos al eliminar a Atlético Nacional en la siguiente fase. El favorito era el verde, recientemente campeón en Colombia, pero los 'embajadores' se impusieron con un vibrante 3-2 en Medellín y siguieron de largo.
El equipo de Ricardo Ciciliano, Luis Zapata, Johnatan Estrada, Gonzalo Martínez, Gerardo Bedoya y Carlos Villagra eliminó en octavos de final a Colo Colo, de nuevo en los cobros desde el tiro penal tras dos 1-1, y en cuartos, en la serie más memorable de la maltratada historia reciente de los azules, despachó al poderoso Sao Paulo con un 2-0 en Bogotá tras un histórico 1-0 en Brasil.
Las semifinales fueron a otro precio y América de México (de nuevo un verdugo mexicano para Colombia, no es casualidad) dejó atrás a Millos tras ganarle 3-2 en El Campín y rematar 2-0 en México.
La maldición continúa
Lo curioso es que salvo ese notable 2007, vestido de azul, rojo y negro, nuestra historia reciente en el continente es patética. En el 2008 Chicó debutó en Libertadores pero se quedó en la fase previa tras una emocionante serie con Audax Italiano. Nacional volvió a llegar hasta octavos de final, en donde Fluminense dio buena cuenta de su destino, y el Cúcuta, a pesar de una excelente fase de grupos, en octavos fue enviado a casa con un doble 2-0 a cargo de Santos, que irónicamente había sido su escolta en la ronda previa.
En el segundo semestre América primero eliminó al Maracaibo y luego al Deportivo Cali para meterse en octavos de final de la Suramericana, pero allí Botafogo lo frenó bruscamente tras ganarle 3-1 en Río de Janeiro, remontando así el 1-0 en la ida.
El 2009 fue igual de triste. Medellín entusiasmó tras darle un baile a Peñarol en la fase previa de la Libertadores, pero el calendario maldito lo puso en el mismo grupo del América de Cali donde, increíblemente, los dos se eliminaron dejando que clasificaran Sao Paulo y Defensor Sporting.
Chicó, el tercero en disputa, jugó gallardamente su primer grupo continental, pero fue tercero tras Gremio y la U de Chile. Eso sí, se dio el lujo de ganarle 3-0 a los chilenos aparte de llevarse los dos juegos ante Aurora de Bolivia.
En la Suramericana la cosa empeoró. Unión Española eliminó en una serie muy pareja al debutante Equidad, y la U de Chile le ganó los dos juegos al Deportivo Cali. Ese año ni siquiera tuvimos un equipo en octavos de final.
Y así llegamos a este 2010, año extraño en el que Junior, que al final del semestre fue campeón en Colombia, no pudo eliminar en primera fase de la Libertadores al modestísimo Racing de Montevideo.
Lo más curioso es que este equipo chico de Uruguay dejó en el camino también al Medellín de Leonel Alvarez, el mismo que había sido la sensación en Colombia, pero que fue incapaz de avanzar a octavos pues fue superado por los uruguayos y por Corinthians. Es más, el Poderoso sólo pudo ganar un partido, 1-0, al colero del grupo: Cerro Porteño.
Y en ese año extraño Once Caldas, el último campeón colombiano en el continente, volvió a la Libertadores despertando cierto entusiasmo tras sus buenas presentaciones en un grupo duro ante Sao Paulo, Monterrey y Nacional de Paraguay. Las expectativas se fueron al piso en octavos de final, en donde el rey de 2004 no pudo con Libertad de Paraguay.
Ahora Santa Fe y Tolima tienen la dura misión de levantar el nombre de nuestro fútbol profesional en el continente, pues la verdad el prestigio que se ganó con Millonarios y Santa Fe en los 60's, el Cali en los 70's y 90's, América, Nacional y Millos en los 80's y 90's, se está perdiendo.
¿Qué es lo que pasa?
Por supuesto, el fútbol de clubes no se puede comparar con el fútbol de selecciones, pero es muy diciente del nivel futbolístico de un país el que ni sus equipos profesionales ni su combinado nacional brillen internacionalmente, como le pasa a Colombia en la última década.
El comienzo de este siglo fue bueno para nuestros equipos: Nacional jugó la final de la Suramericana 2002, en el 2003 fuimos el primer país del continente en tener a dos equipos en una semifinal de Libertadores y en el 2004 llegó el título de Once Caldas. Desde ahí, como se ve, las cosas marchan mal y eso no es bueno para nadie.
Los primeros perdedores, por supuesto, son los propios clubes que dejan de recibir buenos ingresos por avanzar en las copas. Los jugosos premios de la Conmebol y las taquillas son dineros que hacen falta, y por eso en Santa Fe tienen tan claro que llegar lo más lejos posible en la Suramericana de este semestre es clave para el futuro de la institución.
Además, con las eliminaciones tempranas se pierde vitrina para los jugadores. Si se mira bien, los jugadores de las últimas grandes actuaciones coperas de clubes colombianos han migrado: Macnelly Torres se fue a Chile muy bien vendido tras brillar con el Cúcuta y Blas Pérez, Robinson Zapata y Rubén Bustos también se marcharon a mejores clubes y salarios tras ese 2007.
Igual pasó con Millonarios: Ricardo Ciciliano fue goleador de la Suramericana 2007 y se fue a Perú, a pesar de haber pasado los 30, a tener un mejor futuro. Johnatan Estrada tuvo su palomita en España e incluso Luis Zapata, que se convirtió en el célebre 'Morumbí' por su gol a Sao Paulo, hoy está cobrando un buen sueldo en el Caracas.
Incluso si se mira más atrás se encontrará con la gran proyección que dan las Copas: David Ferreira se mostró con América en las semifinales de la Libertadores 2003, torneo que incluso le permitió a Kilian Virviescas un largo trasegar por clubes como River Plate, San Lorenzo o Alianza Lima. De los campeones de América del 2004 con Once Caldas Henao se fue a Brasil, Viáfara a Inglaterra, Soto a Alemania, Valentierra a Uruguay, e incluso el entonces juvenil Dayro Moreno llegó al Steaua de Bucarest.
De los semifinalistas de Libertadores con el DIM en 2003, muchos emigraron: Mauricio Molina tiene una consolidada carrera en varios países, igual que Tressor Moreno, Amaranto Perea se fue a Boca Juniors y hoy está en España, Felipe Baloy es un veterano en México, Andrés Orozco estuvo en Argentina, y allá también fue a parar William Vásquez Chacón. Además, el arquero David González hoy está en el Manchester City de Inglaterra.
Eso, sin embargo, también es una muestra del problema: los equipos buenos se desarman pronto y no se da oportunidad a una continuidad que les permita seguir brillando o empezar a hacerlo en el continente. El mejor ejemplo de esto es el Medellín del 2009 que llegó a la Libertadores de 2010 sin su máximo goleador, Jackson Martínez, y en la Copa no hubo quién la metiera. Es más, hoy en el torneo doméstico el 'Poderoso' sufre de eso, de falta de gol.
También hay que hablar de cierta falta de jerarquía del fútbol profesional colombiano. Equipos como Tolima, Equidad y Chicó han sido de los mejores en el fútbol local de los últimos años, pero en el continente se ven ante rivales no tan asequibles y se complican. El equipo de Hernán Torres, que anoche se enfrentó precisamente a Banfield en Argentina, tiene la oportunidad de acabar con este defecto.
Pero lo cierto es que algo pasa: llegamos a octavos de final y nuestros clubes ponen el freno. ¿Será que Colombia no tiene equipos que sean capaces de meterse entre los ocho mejores del continente? Santa Fe y Tolima tienen no sólo el reto sino la obligación de responder esta pregunta.