Abel Enrique Aguilar sorprendió con el anuncio de su retiro definitivo del fútbol, con solo 35 años de edad.
Bogotano de nacimiento pero costeño por adopción, el hombre que se hizo dueño del mediocampo en la Selección Colombia más exitosa de todos los tiempos, enfrentó la realidad de tener otros intereses en el fútbol distintos a jugarse la suerte cada fin de semana en una cancha y, con cabeza fría, sin cansancios ni cuentas pendientes, colgó los guayos, así nada más.
Abel Aguilar es uno de los cuatro colombianos que puede darse el lujo de contar que jugó cuatro mundiales de fútbol: dos de la categoría Sub 20 (2003 y 2005) y dos de mayores (2014 y 2018). Solo Cristian Zapata, James Rodríguez y Santiago Arias tienen un récord igual.
La historia oficial dice que su carrera comenzó en el 2005, en el Deportivo Cali, y que su sueño europeo lo llevó a Ascoli y Udinese en Italia; Xerez, Hércules, Real Zaragoza y Deportivo La Coruña en España; Tolouse en Francia, Belenenses en Portugal, de nuevo Deportivo Cali y al final Dallas de Estados Unidos y Unión Magdalena. Una sola fue campeón de Liga, con el Cali, al que dice le debe todo.
Pero la realidad es que sus primeros pasos en el fútbol los dio en el club Andinos (que su padre y otros amigos fundaron en Bogotá), que allí, en algún partido en la cancha de Chigüiros lo vio el profesor Henry Celis y lo llevó a la Selección Bogotá, junto con tres niños más (Stalin Motta, Falcao García, Rafael Robayo) y fue solo entonces cuando pudo ponerse en la órbita del Agustín Garizábalo y vestirse de verde, a los 15 años de edad.
Fue en Bogotá y no en Cali, en la cancha del barrio la Alquería y en los partidos en El Campincito. Allí ponemos LaLupa de FUTBOLRED, en esas canchas donde esta historia realmente comenzó: