Liverpool cerró la Premier League con una victoria 2-0 contra Wolverhampton, con Luis Díaz titular. Y fue lo menos importante por primera vez en nueve años en Anfield. Aquí no hubo ni fiesta ni resproches. Solo hubo nostalgia.
Liverpool no iba a un partido de fútbol, iba a la ceremonia de despedida de Jürgen Klopp, quien dirigió su último partido en Anfield.
El hombre que cambió para siempre la historia roja se dejó querer por los suyos, se controló ante un 'You'will never walk alone' que hizo llorar a muchos y se sentó plácidamente en el banquillo a ver a sus chicos darle un adiós muy feliz.
Tras un arranque con una ocasión de Alexander-Arnold y dos de Lucho Díaz, decidido a darle un adiós a la altura a quien más ha confiado en él, pero sin la suficiente puntería, fue Mac Allister quien apareció, a los 34 minutos, para abrir la cuenta con un cabezazo. Sí, no todos los tantos por esa vía tienen que ser de los gigantes.
Y a los 40, sin darle reacción a su rival, Quansah resolvió el juego a su favor al tomar el remate tras un intento de Salah que no atrapaba el portero. Asunto resuelto, aplausos de un siempre sonriente Klopp.
Después ya sería cuestión de administrar, de intentar algo más con Gakpo y con Díaz, a quien le negó el travesaño un lindo gol a los 50 minutos, justo antes de salir del campo a los 71, cuando se fundió en un abrazo, una caricia del alemán, un gesto tan amoroso como fue siempre Klopp para el guajiro, como un papá.
Se cumplió el tiempo, se abrazó Klopp a los suyos, se confirmó una comunión que trascenderá entre él y su amado Anfield y se acabará una era, con todo lo que eso implica. Liverpool falló en la pelea por el título de Premier League y cerró la temporada con uno de cuatro títulos posibles, eld e la Carabao Cup. la revancha vendrá ahora de la mano de Arne Slot. para Klopp ha sido su 'last dance'.
_7.png)
