Pocas veces se iba a presentar la oportunidad de sacarle puntos a un equipo con más recursos que el propio. Y por eso en Goodison Park estalló una fiesta impresionante este lunes, en la jornada de Premier League.
Everton se encontró con un equipo duro pero no letal, que venía del difícil adiós de Antonio Conte, y en el último minuto le arrancó un punto gracias al empate 1-1.
Fue un partido que fue de más a menos, que arrancó a un gran ritmo, que tuvo al local con las primeras opciones pero al visitante con las más claras, con Son generando peligro (aunque en fuera de lugar) y Pickford trabajando a fondo.
Pero en el complemento se registraron las mejores opciones: lo tuvo Kane en el arranque y le respondió Gray con un riflazo que de puro talentoso sacó Lloris.
Y entonces las expulsiones resolvieron el partido: primero fue Doucouré quien tontamente se hizo expulsar por un manotazo a la cara de Kane a los 58 minutos. Increíble a lo que obligaba a su equipo con más de media hora de partido por delante: lo iba a provechar Romero al generar una falta en el área para el claro penalti que Kane, pro supuesto, cambió por gol a los 68.
Pero después vendría otro error infantil: Lucas Moura metió un planchazo de roja directa que de puro milagro no lesionó a su oponente. El reloj marcaba los 88 minutos y Tottenham, que había apostado por defender el gol con la vida, murió en el intento cuando Keane metió un remate de media distancia que fue el 1-1 definitivo.
Ya estaba Dávinson Sánchez al partido y cedió un tiro libre a los 86 que por fortuna no acabó en empate.
Ahora Everton, de cuenta de este agónico empate, sale por ahora de zona de descenso y Tottenham falla en la parte alta en la defensa del cupo directo a Champions League. ¿Mina? Otro partido que vio en el banquillo.