Liverpool se volvió a trepar a la punta de la tabla de la Premier League tras una victoria clave contra Leicester, que no pudo oponer mucha resistencia a la alucinante superioridad de su rival.
Los de Klopp firmaron un 3-0 que puede ser corto para su rotundo dominio que, unas veces por fortuna y otras por el arquero, no fue paliza.
Eran 10 atletas de rojo desde el pitazo, decididos a hacerle daño a un Leicester que tardó mucho, en realidad demasiado, en llegar al partido.
Pero había tanta velocidad que difícilmente se podía pensar y así los intentos de Digo Jota y Robertson acabaron siendo controlados por una defensa que tardó 21 minutos en cometer el error, producto del asedio: el pelotazo que iba para Mané lo quiso anticipar Evans, con tan mala fortuna que hizo un golazo (todos los autogoles lo son) de cabeza en su propia puerta.
Eso alivió la presión del local, que entonces jugó más suelto y Mané y Firmino fueron con más determinación, abriendo espacios para el refuerzo estelar, Diogo Jota.
A los 41 el hermoso centro de Robertson descubrió una virtud más, ¡otra más!, del portugués, quien se apuntó un golazo de cabeza para el 2-0.
Apenas entonces se sacudiría Leicester, en gran remate de Tielemans, la mejor opción de un Leiceser muy refugiado.
En el complemento salió, como es usual, el Liverpool a sentenciar con un intento más del rapidísimo Jota, respondido por Barnes, quien tuvo un buen remate por la izquierda tras el pase de Maddison.
En medio de los festejos locales, otra mala noticia: perdía por lesión a Keita, ¡otro más a la enfermería!
Llegaría entonces el primer milagro en el área de Leicester: Schmeichel con una mano salvaba el remate de Mané, que se fue elevando y tuvo que ser sacado de la raya. ¡Qué salvada!
A los 61 tuvo Vardy el descuento pero se la sacó Allison y luego Barnes no pudo finalizar en el remate.
Y a los 76 el otro milagro: remate de Firmino cruzado que se estrellaba en el palo y la sacaban desesperadamente los de blanco de la raya (por las dudas porque no entraba completa) y el rebote otra vez encontraba al favorecido portero en el regreso. Se perdía otra vez el gol del rojo.
Por si hacía falta, de nuevo salvaba el portero de Leicester el tercero en un violento remate de Mané, pero ya no podía evitarlo sobre el cierre, a los 85, cuando Firmino metió un cabezazo al piso, de manual, inatajable, para el 3-0 final.
Celebra Klopp y festejan los suyos los 20 puntos, que igualan a Tottenham en la punta de la tabla y que dejan a Leicester, que pudo ser líder único, ahora en el cuarto lugar.
