Gary Lineker, el hombre récord del fútbol de Inglaterra y uno de los personajes más populares del Reino Unido, sorprendió con una idea por lo menos revolucionaria: jugar al fútbol sin usar la cabeza... al menos no para impactar la pelota.
Las investigaciones científicas muestran que los exfutbolistas tienen 3,5 veces más probabilidades de morir de un trastorno cerebral que el resto de los mortales, lo que justifica la preocupación del ahora comentarista de televisión.
Vale mencionar que Lineker anotó más goles de cabeza para Inglaterra que cualquier otro jugador en la historia, con lo cual sus temores están más que justificados.
De hecho, los recientes casos de Nobby Stiles y Jack Charlton, quienes murieron el año pasado después de luchar contra la demencia, y la enfermedad que actualmente padece Bobby Charlton, tiene muy preocupados a quienes se dedicaron al fútbol.
"Tendré mi prueba trianual este verano y preguntaré si hay algo que puedan establecer alrededor del cerebro. Porque no veo cómo, dadas las circunstancias, ningún futbolista se preocuparía por eso. Si hubiera sabido lo que sé ahora, ciertamente habría limitado la cantidad de cabezazos que hice", dijo en su programa en la BBC.
Y entonces hizo la propuesta de la que todos hablan: "es difícil imaginar el juego sin cabeza, pero tal vez valga la pena probarlo".
¿Una locura? No tanto. En varios países ya las escuelas de fútbol tienen prohibidos los cabezazos de los menores de edad durante los entrenamientos y no es el único deporte que intenta limitar esos impactos para proteger la salud cerebral. Después del VAR, el ojo de halcón y demás modificaciones en el juego, hay que estar listos para todo, más si se trata de proteger la integridad de los deportistas.