Fluminense ofreció poca, muy poca resistencia ante Manchester City en la final del Mundial de Clubes que perdió por 4-0.
Pero aún en ese escenario tan gris, un aliciente para el colombiano que hizo presencia en el campo: el talentoso extremo Jhon Arias.
El atacante fue casi el único que intentó sacar al cabeza después de un primer gol británico al primer minuto de juego y con sus proyecciones y regresos a apoyar a los suyos en defensa, simplemente se robó la admiración de los hinchas y el respeto de los críticos.
Por eso, en la ceremonia de premiación en Arabia Saudita, subió al podio a recibir un trofeo, pequeño pero muy significativo, que reconoce ese sacrificio: el balón de bronce como el tercer mejor jugador de la gran final de este cruce entre los reyes de Europa y Suramérica.
El balón de pelta fue para Kyle Walker y el de oro acabó en manos del español Rodrigo, y ahí, con menos estatura pero un corazón enorme, estuvo el colombiano.
El primer colombiano en ganar este premio fue Rafael Santos Borré, en 2018, con River Plate.