Zugzwang

Opinión de Julián Capera sobre convocatoria de Lorenzo en Selección Colombia.

Julián Capera

Julián Capera, periodista

Foto: @juliancaperab

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14 de marzo 2025 , 11:28 a. m.

El tablero cambió. La tranquilidad que se respiraba -hace apenas un par de jugadas atrás- mutó en un aire espeso donde ya no resulta tan fácil ver el siguiente paso.


Néstor Lorenzo acaba de entregar la que podría ser, hasta hoy, la convocatoria más importante de su proceso. O al menos la que bajo mayor presión ha tenido que redactar el entrenador argentino. Y es que la Selección Colombia cerró el año anterior con dos derrotas consecutivas por primera vez en su ciclo (tres caídas en los últimos cuatro partidos) y un comportamiento en cancha que le subió el volumen a lo que hasta entonces eran solo susurros de sus detractores. Una estrechez que no había tenido que capotear.

Ante la opinión pública, pasó rápidamente de estar ganando la partida a entrar en un escenario en el que cualquiera que sea su próximo movimiento, su situación va a empeorar. Zugzwang (del alemán Zug que significa 'jugada', y Zwang, 'obligatoriedad'). Un término aplicado sobre todo en el ajedrez para explicar ese momento en el que haga lo que haga el jugador, mueva lo que mueva, va a estar en una situación peor. Convoque a quien convoque, le van a pegar.

Ejemplo de ello, el particular caso de la cuota de la liga colombiana en la convocatoria. En llamados anteriores, bandera de sus opositores para criticarlo. Se rasgaban vestiduras y se arrancaban los pocos pelos que les quedan por el ‘irrespeto del entrenador’ al producto local. Como si en serio fuera la gran cosa. Esta vez no hay un campeonato que aporte más nombres que el colombiano (4) a la lista final; y no solo es por quienes regresaron del exterior (David Ospina, Juan Fernando Quintero), sino también por caras nuevas como la de Marino Hinestroza quien recibió su primer llamado.

Ahora, a excepción precisamente de Marino (lo que aplaudo), su apuesta fue la de no apostar. Quedarse quieto en la misma casilla, esperando que la tormenta cese solita; ganar la guerra con el mismo batallón que viene de sufrir varios reveses. Quizá no porque crea que todo está bien, sino porque interpreta que no es momento de hacer pruebas. Prefiere entonces el entrenador refugiarse en una cueva conocida, así tenga goteras. Y eso, a la larga, puede ser aún más peligroso.

Dijo alguna vez el incomprendido Juan Manuel Lillo: "No arriesgar es lo más arriesgado, así que, para evitar riesgos, arriesgaré". Ya sabiendo que a donde se moviera iba a recibir fuego, Lorenzo quizá pudo intentar algo distinto en su lista de ingredientes para que el plato le sepa mejor esta vez. Y había de donde: Mier, Vásquez, Román, Angulo, Romaña, Puerta, Monsalve ¿Sabia prudencia o desabrido cagazo? El fútbol, que pone siempre a cada uno en su lugar, lo juzgará.

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