James Rodríguez volverá al cause. Demostrará con ello que no es solo un maniquí publicitario, ni una pieza de adorno en la Selección Colombia, la que siempre necesitara su talento. Su salida en falso en la Copa América, donde se le vio sin aliento, cediendo liderazgo técnico, es un incómodo accidente en su carrera, por las expectativas que como figura había despertado.
De él sabrá salir fortalecido porque es un buen chico, caudillo por contagio, obsesionado con la victoria. A James, por lo visto en Chile, el éxito lo condena, porque en cada partido actúa sin ventajas. Siempre en el escrutinio público, con exigencias mayores cada día.
A ellas se tendrá que acostumbrar, como ocurre en estos días por no andar bien de los pies, con la consecuente aparición de críticas, algunas desmedidas.
Falcao, su socio, por su parte, ya no es galáctico. Hace un tiempo, en el área, era un tanque, un depredador, una máquina de hacer goles con una frecuencia inusitada, todo con el apoyo de movimientos impredecibles, para felicidad infinita de sus seguidores.
Su viaje, que conmueve, de la apoteosis al drama le ha restado reconocimiento público. Juega nervioso, sin respaldo de sí mismo, lleno de dudas, víctima de sus nublados compañeros que perdieron posesión y pase, abastecedores naturales de sus intenciones en el área, donde su futbolera vida siempre fue rentable.
Pero, a pesar de que se le ve lánguido e improductivo y arrecian contra él las críticas retorcidas, sigue a la espera del momento justo para el relanzamiento de su carrera.
Falcao no está acabado ni pasaron en él sus mejores días. Sabrá salir ileso de tan penoso episodio, volverá a darle dirección a sus disparos y reconstruirá su imagen como goleador. La historia no puede ser desleal con él y no es justo el rechazo de los suyos.
Todo en este caso, como en el de James, en defensa del ídolo, con sus claroscuros de vida deportiva. Al fin y al cabo James fue uno de los mejores y el goleador del Mundial de Brasil 2014, y Falcao es el artillero histórico de la Selección nacional. No sé porque se vocifera contra ellos desde las gradas.
Esteban Jaramillo Osorio
Especial para Futbolred
Esteban Jaramillo, columnista invitado.
Foto: Archivo ETCE
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