En defensa del fútbol de frescura y fantasía

Aplausos para Messi y Luis Suárez, también reconocimiento a viejos genios como Maradona y Ronaldo.

Esteban Jaramillo, columnista invitado.

Esteban Jaramillo, columnista invitado.

Foto: Archivo ETCE

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17 de febrero 2016 , 10:31 a. m.

No es el fútbol física cuántica, geometría sintética, ni química pura, como lo quieren ver o convertir algunos personajes para hacerse más importantes que los protagonistas y el espectáculo.

El fútbol es arrebatador por su espontaneidad y el virtuosismo con que encandila a los aficionados.

Como olvidar el escorpión de René Higuita, la chilena de Hugo Rodallega a los peruanos en un Suramericano; los goles de Falcao, las acrobacias del 'Tino' Asprilla, la magistral y alucinante faena de James Rodríguez frente a Uruguay para lograr uno de los mejores goles de los mundiales, y la anotación de Fredy Rincón contra Alemania, en el Mundial deItalia 90.

Esas son jugadas que rebobinan los aficionados cuando quieren levantar el espíritu frente a la decadencia del juego.

El fútbol es frescura, es fantasía, cuando se desarrolla sin trampas, sin provocaciones, sin conflictos. La lealtad al juego limpio nace en aquellos que piropean la pelota como geniales emprendedores, con jugadas que se salen de los libretos rígidos de los entrenadores.

La acción sublime de penalti, de los astros del Barcelona, celebrada en todo el mundo, tuvo sus sesgos de contrariedad, ambientada por aquellos que vieron en ella un atentado a la decencia competitiva.

Humillación la han llamado en referencia a la condición de un contrincante dominado.

Se atenta contra el espectáculo, cuando los dirigentes encuentran el queso como ratones voraces, en las finanzas de los clubes para asaltarlas. O cuando los árbitros manipulan los partidos, buscando beneficios personales, bajo el control de los apostadores.

Se atenta, también, con la burlesca tendencia a inventar infracciones, o golpear a mansalva a los rivales con puños y patadas para neutralizar su talento, con el insulto premeditado que condiciona árbitros y rivales. .

Eso y mucho més es degradar el espectáculo.

Nunca a través de las jugadas brillantes que se graban en la historia, como las habilidades infinitas de Pelé, el reciente penalti de Messi y Suárez, o el escorpión de Higuita, el que se imita con frecuencia, de manera grotesca.

O como el gol de Diego Maradona frente a Inglaterra cuando sacó a un poco de rivales con fintas perfectas, en el Mundial de México-86, los alardes técnicos de Cristiano, las bicicletas de Ronaldo, la cola de vaca de Romario y la sensibilidad de la pierna izquierda de James, deslumbrantes todos.

¿Por qué, entonces, rasgar las vestiduras por un gol de penalti que se sale del guión establecido, en vez de celebrarlo?

¡Que viva el fútbol!… ¡Qué viva el juego sin trampas!

Esteban Jaramillo Osorio
Especial para Futbolred
En Twitter: @estejaramillo7

Esteban Jaramillo, columnista invitado.

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Foto: Archivo ETCE

Redacción Futbolred
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