Hay en el campo un demiurgo profanado. Desprovisto de su gloria pasada y burlado por decenas de miles que, desde la tribuna, se divierten con su estertor. Los suyos, despojados de cualquier espíritu competitivo, son sencillamente incapaces de resistir a los leones hambrientos. El Bernabéu en pleno canta entre risas: “Guardiola, quédate”. Ya no parecen temerle a aquella bestia que otras veces les devoro. Ahora se toman selfies junto al cuerpo moribundo de este titán sin dientes. Es Hefesto, cojo, recién expulsado del Olimpo.
Agoniza con dolor el club inglés que se paseó por Inglaterra bañado en oro durante los últimos años y que logró al fin conquistar Europa hace un par de temporadas, hoy se cae a pedazos con más tragedia de la pronosticada por cualquiera. Un equipo que se hizo desgarradoramente mortal esta temporada.
Se va de la Champions tras una penosa presentación en la que apenas ganó tres de los diez partidos que disputó (Slovan Bratislava, Sparta Praha y Brujas); metiéndose por la ventana del repechaje en la última fecha y siendo presa fácil del Real Madrid en esta instancia. Se suma a su temprana caída en Copa de la Liga (eliminado en octavos de final) y a las casi nulas opciones de pelear la Premier League (hoy está a 17 puntos del líder Liverpool).
Y es que así el City tuviera una resurrección dramática en el desenlace del ciclo 2024-2025, esta ya es la campaña con más derrotas sufridas por Guardiola en un mismo curso Desde que inició su carrera como entrenador, superando el anti récord de 2019-2020, donde perdió 12 juegos.
Números que no corresponden con el valor de una plantilla que sigue siendo la más cara del fútbol europeo y que, a pesar de las investigaciones en curso por fair play financiero, continúa comprando como un adolescente caprichoso que tiene en sus manos una tarjeta de cupo ilimitado. En el reciente mercado de fichajes de invierno se gastó más de 210 millones de euros en solo cuatro jugadores: Omar Marmoush, Nico Gonzalez, Abdukodir Khusanov y Vitor Reis. Ninguno de ellos parece representar un aporte significativo para apaciguar la tormenta.
Y claro, ha tenido que capotear Guardiola una serie importante de lesiones (Rodri, Akanji, Haaland, Stones), pero cuando gastas lo que gastas, se supone estás un poco más armado para hacerle frente a situaciones así. O que lo diga Ancelotti, cansado de ganar Champions con equipos que han perdido varios de sus mejores soldados en el camino.
Ahí creo que está el argumento principal de quienes hoy bajan a Guardiola del pedestal. Por supuesto que siempre habrá mérito en ganar (aunque sea un poco más sencillo si tienes los petrodólares de tu lado). Sin embargo, en el Empíreo de los entrenadores hay una mesa reservada solo para aquellos que han logrado imponerse con nóminas remendadas o más baratas. Quienes ganan sin la billetera más gorda. Puede que el fútbol esté poniendo a Guardiola frente a una linda oportunidad de demostrar que él es uno de ellos. Al fin y al cabo, después de su estrepitosa caída a la tierra de los mortales, Hefesto se levantó y se las arregló para regresar al Olimpo y volver a tener un lugar entre los dioses.