La frase se hizo popular en tiempos de elecciones y la pronunció Sebastián Guanumen, asesor en su tiempo de la campaña a la presidencia de Gustavo Petro, cuando establecieron con otros compañeros más la estrategia digital a realizar en el tramo final de esa carrera por el lugar que todos desean menos yo: ser presidente de este país lleno de líos y abandonado por Dios. El caso es que la sentencia de Guanumen -luego premiado por su acciones con una prolífica carrera diplomática, más allá de no haber hecho méritos diplomáticos para obtener ese sitial- se hizo verbo en el momento que lo único que importa es ganar. Ganar más allá de lo que sea, retando lo que venga enfrente y sin importar a quién toque aplastar para lograr la meta, por eso él hizo referencia a eso de “correr la línea ética”.
Pensé en esa frase después de oír a Jorge Luis Pinto.
En entrevista con el VBAR de Caracol Radio, Pinto se despachó. Contó que, tras el suceso en el que unos hinchas de Unión Magdalena apedrearon el bus de Millonarios, las cosas se “habían magnificado mucho”. Yo quiero tratar de comprender a un entrenador que algo ha hecho en su carrera para ser relevante y que salga con semejante desaguisado. Es que, en la vida, no se puede normalizar el hecho de una agresión. Tan simple como eso. No podemos vivir pensando en que un bus apedreado debe ser algo común y corriente. No, porque no es normal que eso ocurra; no, porque eso es darle aval a los violentos. Y no, porque el club local debe otorgar todas las garantías al visitante para que pueda llegar al estadio sin inconvenientes de esta índole. De hecho, de acuerdo a lo revelado por la delegación azul, el acompañamiento policial fue escaso.
El DT continuó: “Se magnificaron un poco los hechos, pero honestamente les digo, que habríamos podido jugar, reconociendo que fue un error de nuestra afición. Habríamos podido jugar el partido el sábado, sin ningún problema, haber traído su arquero. Yo creo que la posición de Millonarios ahí no fue objetiva (...) el partido se había podido jugar a las 24 horas. Unión Magdalena es un equipo chico, tiene tres taquillas muy buenas en el año, la de Millonarios, Junior y Nacional, por ahí América. Y le quitan esa posibilidad que Unión tenga esa taquilla.
Es decir, ¿Millonarios es un villano porque no permitió jugar el partido suspendido el viernes al otro día y es el responsable de que la buena taquilla no entre a las arcas del equipo? No señor: el responsable fue un fanático quye lanzó un objeto contundente con la única intención de matar. Porque eso es tentativa de homicidio. Iván Arboleda, arquero suplente, cargó con la peor parte y varias esquirlas cayeron en sus ojos. Millonarios no iba a jugar, más allá del deseo de Pinto de tener una gran taquilla, porque anímicamente NO SE PODÍA JUGAR.
Para completar, el entrenador santandereano quiso desestimar las lesiones de Arboleda, diciendo que él tenía la historia médica del futbolista y que no había sido para tanto. ¿Por qué la clínica le dio esa valoración a Jorge Luis Pinto? ¿No es deber de la clínica mantener una reserva con sus pacientes?
Pero parece que eso poco y nada le importa a Pinto. Él solo quería jugar en unas condiciones claramente adversas para el visitante y listo. Porque lo único que importa es el fútbol, más allá de que, para jugar, haya que correr la línea ética un poquito. Y la verdad yo me ubico ya mismo en las antípodas éticas y morales de ese pensamiento expresado por el DT.
Hay que decirle a Jorge Luis Pinto que hay cosas muchísimo más importantes que el fútbol.