Tirado sobre el césped, sin muchas ganas y sin muchas fuerzas para levantarse. Le falta el oxígeno, pero eso es lo que menos le preocupa. Sabe que pronto volverá a respirar con normalidad, pero no está tan seguro de volver a tener una oportunidad así. Jhon presiente que no pasó la prueba.
Después de hacer una fila muy larga, Jhon Córdoba pareció al fin quedarse con el puesto de centrodelantero en la Selección durante la Copa América. Al entrenador Néstor Lorenzo se le acabó el idilio futbolístico con Rafel Santos Borré, quien colectivamente ofrecía soluciones tácticas (sobre todo en transiciones defensa/ataque o en fase defensiva), sin embargo, en el área, cuando Colombia atacaba, generaba muy poca preocupación a los rivales.
Méritos de sobra había hecho el itsmineño, hijo de Manuel Acisclo (aquel delantero que jugó en varios de los equipos más importantes del país en las décadas de los ochenta y los noventa). Desde aquella temporada 2018-2019 en la que anotó más de veinte goles con la camiseta del Colonia en Alemania, venía tocando una puerta que durante largo rato parecía sorda a sus llamados.
Su momento llegó este año en Estados Unidos para la Copa América. Tuvo minutos en los seis partidos de la Selección y, a excepción del juego del debut ante Paraguay, fue titular en todos. Anotó dos goles, puso una asistencia y logró convencer a buena parte de la opinión pública de ser el principal aspirante a un puesto que desde la era gloriosa de Falcao García ha esquivado a todos sus pretendientes y no le deja a ninguno desempacarpara quedarse.
Córdoba repitió titularidad ante Perú, en el primer partido oficial después de Copa América, pero el murmullo en la tribuna visitante del estadio Nacional de Lima al término del partido insinuaba que el equipo había mejorado con el ingreso de John Jader Durán para los veinte minutos finales. A los cuatro días, Durán apareció como inicialista en lugar de Córdoba para enfrentar a Argentina en Barranquilla. El paisaje empezó a anochecer bastante rápido.
Ayer, en la altura de Bolivia, el titular fue uno que estaba en los planes de pocos: Roger Martinez. Sin embargo, una lesión en el tobillo lo sacó temprano del terreno de juego y (ante la ausencia por acumulación de tarjetas amarilla de Durán) Córdoba regresó al ruedo. Oportunidad de oro para volver a picar en punta. Pero fue, más o menos, todo lo contrario. Tuvo, al menos, cuatro posibilidades claras de gol y no logró convertir. Al final fue uno de los principales señalados por la misma patria que hace apenas tres meses lo cargaba en hombros y lo reclamaba titular. Así es esto.
Solo una mala tarde, dirían algunos, pero cuando detrás viene un caballo galopando al ritmo que trae Jhon Jader Durán (seis anotaciones en el arranque de la temporada en Aston Villa y un gol cada 46 minutos en Premier League), podría ser un poco más complejo que eso. Muriel, Zapata, Borré y Borja aprendieron a los golpes que no se trata solo de llegar y agarrar la camiseta nueve. Esto más bien parece una prueba de resistencia, de esfuerzo (ergometría, dice mi amigo médico). Y por el gesto de Córdoba en el césped de El Alto, él parece presentir el resultado.
