Independiente Santa Fe se clasificó este domingo a las semifinales del fútbol colombiano (venció 2-0 al Pasto en El Campín) y se posiciona como firme candidato al título.
Los de Harold Rivera han tenido un 2020 extraordinario: líderes del todos contra todos y la reclasificación, semifinalistas de Liga y cupo a Copa Libertadores prácticamente asegurado.
Como era de esperarse, los capitalinos ganaron su llave de cuartos de final son varios los aspectos positivos que dejó el cuadro capitalino en ambos partidos. Acá los analizamos:
Orden y compromiso defensivo: Una constante durante los dos partidos. Los de Rivera priorizan la seguridad defensiva con una línea de cuatro compacta y dos cerrojos en la mitad. No en vano es uno de los equipos que menos goles ha recibido en 2020. En Pasto pecó un par de veces, una de ellas el gol de Medina, y en El Campín fue un candado.
Presión alta: Pilar del estilo Harold Rivera. La idea del cuadro cardenal, por lo menos cuando oficia como local, es ahogar al rival, no dejarlo pensar y recuperar la posesión en territorio rival. Justamente el duelo en Bogotá dejó en evidencia dicho aspecto.
Proyección de los laterales: Carlos Arboleda y Dairon Mosquera/Jonathan Herrera son primordiales en el esquema del ‘León’. Son los encargados de agruparse con los centrales en defensa (como pasó en el Departamental Libertad) y ampliar el campo con sus desbordes en ofensiva (constante en El Camoín).
Jhon Velásquez, figurón: El bogotano venía en una curva descendente, situación que empeoró con la infantil expulsión contra Tolima. El DT Rivera le dio la confianza en el juego de vuelta y fue la sensación del partido. Anotó los dos goles que clasificaron al ‘Expreso Rojo’, fue socio de Sambueza y Osorio en ataque, dio pausa cuando el partido lo necesitó y demostró carácter a lo largo de los 72 minutos que disputó. Gran figura de la llave.
Con lo anterior sobre la mesa, es justo hablar de un Deportivo Pasto que mostró dos caras totalmente diferentes en los cuartos de final. Mientras que como local brilló y pudo, quizás, sacar una mayor ventaja, como visitante decepcionó.
Los de Diego Corredor jugaron terriblemente mal en Bogotá, fueron imprecisos en elaboración y terminaron apelando a la pelota quieta para herir al rival. Jeison Medina no apareció, Jhon Pajoy no tuvo socio y Esneyder Mena, que fue gran figura en la ida, apenas tuvo opciones.
Amarga despedida para un equipo que supo asombrar a propios y extraños en el todos contra todos, pero que le faltó esa cuota de jerarquía frente a un rival serio que hace una semana aguantó y ahora cobró.
Ahora bien, la continuidad de Corredor debe asegurarse al 101%. Sin grandes figuras, logró consolidar un grupo serio y competitivo. Se clasificó con anticipación y pudo hacer más en las finales. Hay quedarle respaldar los procesos.