James Rodríguez viene de una semana muy aburridora, después de las dos derrotas de la Selección Colombia contra Uruguay (3-2) y Ecuador (0-1) en las Eliminatorias al Mundial 2026. Era su oasis y, al menos en estas últimas salidas, también se seco.
El problema es que son dos goles que suman a una situación compleja que vive en su club y que, más tarde o más temprano, iba a terminar impactando su rendimiento en el equipo nacional.
El 10 llegó a la concentración de sus elección en Buenos Aires con "molestias", que reconocieron él y el técnico Néstor Lorenzo, y que explicaron su sorpresiva suplencia en Montevideo.
Pero aprovechó los cuatro días hasta el duelo en Barranquilla y entonces recuperó su lugar en el once inicial, siendo, como es habitual, el jugador más destacado en un partido que se perdió pero en el que Colombia generó más de 20 ocasiones de gol, varias salidas de los pies del capitán, quien le dio a Córdoba un pase muy claro que el delantero desaprovechó.
Disponible sí, pero no titular
Estaba la duda sobre si a su regreso a Rayo Vallecano iba a tener algún rasgo de las molestias físicas que no se explicaron pero que lo afectaron. El propio entrenador, Íñigo Pérez, aseguró que "están todos los jugadores disponibles" al ser consultado por el regreso de sus internacionales tras la fecha FIFA.
El DT evitó hablar puntualmente del 10 pero, a la hora de las decisiones, no lo respaldó: de nuevo decidió que fuera suplente en la visita a Sevilla
⚡️ Once del Rayo Vallecano elegido por Íñigo Pérez para enfrentarse al @SevillaFC.#SevillaFCRayo #VamosRayo pic.twitter.com/mGJEIQaSiy
— Rayo Vallecano (@RayoVallecano) November 24, 2024
Y en el partido no lo aprovechó, primero porque no quería salir a sorprender y después porque, terminando el primer tiempo, se quedó con diez y apostó a no encajar más goles. Eligió la diferencia de gol en vez de los puntos, otra de sus polémicas decisiones.
¿Y si sale al mercado?
Significa que Pérez se mantiene en su plan de usar solo a los jugadores que más le aportan en marca, sacrificio y despliegue físico, más contra un encopetado rival como el que tiene en esta jornada de LaLiga, y no cumple todos esos requisitos el colombiano.
La pregunta es hasta cuándo aguantará la situación James pues es evidente que está incómodo con la situación, pues incluso en la Selección está acarreando consecuencias.
“Queríamos acabar bien el año, es duro, pero al final falta mucho tiempo y tenemos que coger conciencia porque la verdad en estos dos partidos no hemos estado bien y hay que plantearse muchas cosas”, decía el zurdo tras la doble amarga jornada que cerró el 2024. El lío es que para que vuelva esa pausa, siempre tan aliviadora en su caso, habrá que esperar muchísimo tiempo: la competencia vuelve en marzo de 2025.
Lo que se avecina, en enero, es el mercado de invierno, en la que, para ser honestos, hay muy pocas posibilidades de un cambio de equipo: es suplente, no está en el tope de mediados de año cuando fue MVP de la Copa América y el tiempo le juega en contra. Los rumores de Lazio no han pasado nunca de ser eso y los propios directivos lo han descartado por su edad (33 años) y su historial de lesiones.
Así que el camino, al menos por ahora, parece ser aprovechar los cuatro meses que vienen para convencer a su entrenador en Rayo de que está equivocado y debe darle mayor protagonismo. ¿Cómo? La única vía para él y para todos es romperla en los entrenamientos, capitalizando los pocos minutos que tenga para ser resolutivo y cuidando su físico para evitar ausencias. ¿Tiene la paciencia para eso? Esa es la gran incógnita.