En medio de la crisis política y económica que vive Venezuela, el fútbol es una escapatoria para el pueblo que vive una realidad dura. Este domingo, Caracas FC y Monagas definirán el campeón del torneo de ese país, con dos colombianos en contienda: Fredys Arrieta y Dager Palacios.
Arrieta es atacante del equipo de la capital y ya sabe lo que es ser campeón en el país vecino, pues ganó la liga con Trujillanos (2014) y la Copa con La Guaira (2015-16). Por su parte, Palacios, volante de Monagas, está finalizando su primer semestre en Venezuela y se aferra con el primer título de su carrera.
“He tenido la oportunidad de jugar la mayoría de los partidos y ahora vamos por la coronación. Me demoré en coger mi nivel, pero he recibido la confianza del técnico (Jhonny Ferreira) y sueño con salir campeón con Monagas”, manifestó Dager Palacios, quien es recordado por su largo paso por Equidad.
El juego de ida lo ganó Monagas 1-0, en partido disputado en Maturín. Pero Caracas cerrará la final en su casa y eso ilusiona a Fredys Arrieta. “La llave está abierta. Siempre hacemos goles y la diferencia no es muy grande. Cerramos en casa y tenemos que jugárnosla por nuestra gente. Confío en voltear el marcador y salir campeón”, aseguró el barranquillero de 31 años.
La crisis pega, sobre todo en la capitalSi bien el hecho de ser deportistas y tener mejores condiciones que muchos, los dos futbolistas colombianos están sumergidos en el momento que vive Venezuela. Lamentan lo que está pasando, pues les duele saber que un país tan amable, un país hermano, pasa por estos momentos de división, hambre y falta de oportunidades.
Dager, quien vive en Maturín, manifiesta que “en esta ciudad no se siente igual que como se ve en la televisión. Claro que hay manifestaciones, pero son pequeñas, sin mayores desórdenes. Maturín es tranquila, hay ciudades con un ambiente más enrarecido por la crisis. En cuanto a los víveres y la comida, se consigue lo que se necesita, a veces se demora algún producto, pero no es grave”.
Sin embargo, para Fredys Enrique, esposo de Nataly, las cosas son más cercanas ya que viven en Caracas, epicentro de las revueltas.
“Aquí hay manifestaciones a diario. Aparte de los trancones en las horas pico, la verdad es que no hay libertad para protestar; siempre se usa la fuerza y esa situación es difícil y dolorosa. Yo me siento agradecido con el país: mis hijos (Runney y Eyleen) estudian cerca, la comida no nos ha faltado, tenemos amigos que nos ayudan a comprarla con normalidad y mi familia no ha tenido problemas”, comentó Arrieta.
El atacante, de pocos partidos este semestre debido a las lesiones, continuó: “El día a día es duro para el pueblo. La gente está dividida y eso genera enfrentamientos. Uno se tiene que cuidar, no dar ‘papaya’ como decimos en Colombia, porque se ha incrementado la inseguridad y ahora hay muchos amigos de lo ajeno”.
En lo que coinciden ambos compatriotas, es que el fútbol ha servido como vía de escape a la realidad. El deporte distrae y trata de llevar un momento de sana diversión.
“El fútbol le ha tratado de cambiar la cara a la gente. Ahora acompaña y se nota que cada vez se fijan más en el fútbol. Los jugadores en el exterior van mostrando otra cara, al igual que la selección. Así que la gente se mete más con sus equipos”, dijo Dager.
“Caracas es un equipo grande y esta ciudad es futbolera. La gente siempre asiste masivamente. Aunque el béisbol sigue siendo más importante, creo que el momento de sus jugadores ha motivado. Aquí una boleta cuesta 3 mil bolívares, que no es mucha plata en Colombia, pero van y tratan de olvidarse de la crisis, aunque sea por un par de horas”, finalizó Arrieta.
Juan Pablo Arévalo López
Periodista de Futbolred
juaare@eltiempo.com
En Twitter: @ArevaloJuanP

Ambos futbolistas coinciden en que este deporte le cambia el ánimo al pueblo venezolano.
Foto: Archivo Particular