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Lágrimas y cantos de emoción en Bogotá por el título de España en el Mundial
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Lágrimas y cantos de emoción en Bogotá por el título de España en el Mundial

Ese tanto, pateado con el alma por Iniesta, también fue enviado al fondo de la red holandesa desde la capital colombiana, donde un

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11 de julio 2010 , 04:41 p. m.

Ese tanto, pateado con el alma por Iniesta, también fue enviado al fondo de la red holandesa desde la capital colombiana, donde un grupo de empresarios españoles, encabezados por Óscar Cabrera, presidente del BBVA en Colombia; Francisco Solé, presidente del Grupo Planeta para América Latina y vicepresidente de la Casa Editorial EL TIEMPO; Néstor Amela, gerente general financiero y USC de EL TIEMPO y Andrés Collado, embajador de España en Colombia, se reunió en el auditorio del BBVA para ser parte de la tribuna roja que alentaba a su Selección a miles de kilómetros de distancia.

Unidos por el sentimiento que despierta la 'Roja' y al canto de "¡campeones, campeones, oe, oe, oe!"... España se tomó un pedacito de Colombia. La fiesta de los ibéricos fue completa. Llegaron vestidos con las camisetas de la Selección y del Barcelona, ataviados con banderas y cornetas -que sonaron tan duro como las famosas vuvuzelas-, y no dejaron de alentar ni un segundo al equipo de Vicente del Bosque.

Animados, pero ansiosos por el comienzo del partido y entonando la canción El imperio contraataca, de Los Nikis, que en uno de sus apartes dice: "Mira cómo gana la Selección España...", el ambiente de fiesta era único.

Y aunque nadie se atrevía a revelar su pronóstico, ninguno dudaba del triunfo de España y por eso hasta hicieron una porra (como denominan en España a lo que aquí llamamos polla) para poder también ganar por partida doble. "Será difícil. Sé que vamos a ganar, pero creo que nos iremos a la prórroga", fue el pálpito de Néstor Amela, quien anticipó lo que vendría después.

En la sala, con cinco pantallas gigantes, todo estaba listo. Al momento del himno de España, la solemnidad fue total y, de pie, le rindieron honor a su patria. Inmediatamente, llegaron los vivas para enviar energías positivas al combinado ibérico. Cuando comenzó el juego, la tensión se rompió: "¿Está jugando España o el Barcelona?", lo que causó la risa de los presentes y los aplausos de los hinchas del equipo catalán. A medida que avanzaba el partido, apenas lograban despegarse de sus asientos en cada avance del equipo español y en cada atajada de Íker Casillas.

Pero la confianza crecía y crecía: "Y la moda es el rojo y amarillo... Seremos de nuevo un imperio", se oía una y otra vez el estribillo de la canción El imperio contraataca, como muestra de la fe que brotaba de sus corazones. Llegó el intermedio y el entusiasmo seguía vivo. "Faltan 45 minutos para alzar la Copa, ¡vamos!", decían con una amplia sonrisa que reflejaba el amor hacia su Selección. Con la reanudación, volvían a cantar a viva voz: "¡A por ellos, oe... A por ellos, oe!", su grito de combate preferido, que les servía para calmar los nervios en las llegadas de Robben o cuando el árbitro Howard Webb le mostró amarilla a De Jong en vez de la roja por la falta sobre Xabi Alonso.

"No. A los penaltis no, por favor. Los holandeses son más fríos que nosotros ahí", se escuchó cuando el tiempo extra era un hecho. Sin embargo, esos 116 minutos de angustiosa espera se borraron de un tajo con el gol de Iniesta en la prórroga.

Y, con el pitazo final, hubo un solo cántico, un solo clamor, que salió de lo más profundo del alma de estos ibéricos: "¡Campeones, campeones, oe, oe, oe!", "¡La Copa del Mundo es nuestra, salud a todos!", brindaron cuando Casillas levantó el trofeo y aunque la fiesta acababa en Sudáfrica, en Bogotá apenas empezaba con Los Hijos del Cesar, un conjunto vallenato que amenizó a ritmo colombiano la gran parranda española.

CLAUDIA AGUILAR RAMÍREZ REDACCIÓN DE DEPORTES.

Más información del Mundial de Sudáfrica 2010: www.futbolred.com/mundial .

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